Hay quienes identifican virtud y salud. De esta identidad se deduce fácilmente la identidad entre falta de virtud y falta de salud, o sea entre pecado y enfermedad. Sin negar que en este planteo pueda haber un fragmento de verdad, sostengo que en rigor esta identidad es inválida. De entre los muchos argumentos de distinto tipo que podrían aducirse para refutar esta falsa identidad, me limitaré en esta ocasión a presentar un argumento de orden teológico-escriturístico. En efecto, la Palabra de Dios dice a este respecto lo siguiente:
"Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: "Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?" Respondió Jesús: "Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios"" (Juan 9,1-3).
sábado, julio 24, 2004
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario