miércoles, julio 09, 2008

Elogios parlamentarios a un “profeta” de izquierda

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

El día 6 de diciembre de 2005 la Cámara de Representantes del Uruguay debatió y aprobó por unanimidad un proyecto de ley que designó Avenida 'Sacerdote Luis 'Perico' Pérez Aguirre S.J.' a un segmento de una ruta nacional comprendido dentro de la ciudad de Las Piedras.
A continuación citaré en letra itálica algunas partes del correspondiente debate parlamentario, extraídas de la siguiente fuente:
República Oriental del Uruguay, Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, Primer Período Ordinario de la XLVI Legislatura, 73ª Sesión, N° 3310 - 6 de diciembre de 2005 (véase el texto completo en:
http://www.parlamento.gub.uy/sesiones/diarios/camara/html/20051206d0073.htm).

En primer lugar, cito palabras del Diputado Esteban Pérez (miembro del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros):

“Luis Pérez, nacido en una cuna bacana, fue un cristiano consecuente con el Evangelio. Era de esa generación de curas comprometidos con los cambios sociales, con capacidad de entrega hasta de la vida misma, con compromiso de vida con los más explotados, los más pobres, los más marginados.
Abandonó ese hogar bacán, con un futuro de vida rodeado de mieles, y abrazó la causa del sacrificio y de la entrega de sí mismo, como otros tantos queridos curas, queridos compañeros que tuvieron la misma entrega, aunque en sendas distintas. No puedo menos que recordar al cura Indalecio Olivera, a Manolo, a Solón Verísimo, entre tantos otros.”

Indalecio Olivera fue un sacerdote tupamaro, que murió durante un enfrentamiento armado de la guerrilla con las fuerzas del orden.

“Combatió la dictadura cívico-militar y la hipocresía de su propia Iglesia.”

El Diputado Pérez presenta al P. Pérez Aguirre como a alguien enfrentado en combate contra la Iglesia Católica.

“Consecuente con su concepción de una sociedad sin clases sociales, optó por vivir en comunidad, en una isla donde no existía el dinero.”

¿Será esto una alusión a la utopía marxista?

“No utilizó el látigo contra mercaderes y fariseos, pero sí el rebenque de su vida consecuente, coherente, contra congregaciones, curas y obispos aburguesados. Los fariseos de turno alcahuetearon a Roma y le amordazaron las ideas, crucificándole la lengua; le limitaron la escritura, crucificándole la mano.”

De este modo burdo e irrespetuoso, el Diputado Pérez se refiere a la censura eclesiástica de algunos escritos del P. Pérez Aguirre, juzgados incompatibles con la doctrina católica. Descartar sin más la posibilidad de que los pastores de la Iglesia que sancionaron al P. Pérez Aguirre hayan actuado de buena fe revela un matiz de fanatismo ideológico y parece atentar contra la libertad de la Iglesia para manejar sus asuntos internos de acuerdo con sus propias normas y criterios.

“Luis aceptó el castigo en silencio, silencio que fue un estruendo que desnudó la pobreza de espíritu de una Iglesia enamorada del poder y de las clases dominantes.”

No me parece que el P. Pérez Aguirre haya sido una persona especialmente silenciosa; al contrario, parece haber ventilado amplia y públicamente sus disidencias con el Magisterio de la Iglesia.
Nótese además la forma muy agresiva e ideologizada en que este admirador del P. Pérez Aguirre califica a la Iglesia Católica.

“Algo similar le sucede hoy al querido cura Monzón, a quien también le aplicaron su cruz.”

Aquí el Diputado Pérez se refiere a otro sacerdote tupamaro, Uberfil Monzón, suspendido en el ejercicio del ministerio sacerdotal por haber asumido un cargo en el actual Poder Ejecutivo, en violación de una clara norma del Código de Derecho Canónico.

“Señora Presidenta: como conclusión, quiero decir que con mucho gusto voy a votar el proyecto, pero con total convicción afirmo que el mejor homenaje es recordarlo como "Perico", el profeta.”

Parafraseando un conocido refrán, se podría comentar: dime quién te elogia y te diré quién eres. Al ver que un Diputado tupamaro califica de “profeta” a un sacerdote católico, me pregunto qué clase de profeta habrá sido. ¿Lo elogiará por haber sido un profeta de la verdad católica o un compañero de ruta de sus luchas políticas?

Consideremos ahora parte de la intervención de la Diputada Payssé (del Frente Amplio):

“Su vocación sacerdotal nació a principios de los sesenta, años convulsionados, e hizo su noviciado a lo largo de esa tremenda e importante década. Eran los tiempos del Concilio Vaticano II; los planteamientos del teólogo jesuita Juan Luis Segundo cuestionaban a la Iglesia tradicional.”

La Iglesia tradicional es pura y simplemente la Iglesia Católica. La Iglesia no es como la Coca-Cola, que se distribuye en distintas versiones (clásica, light, etc.). Es una y única, y se mantiene esencialmente idéntica a sí misma, ayer, hoy y siempre, aunque a lo largo de la historia puedan cambiar sus características accidentales.

“Luis Pérez Aguirre reconocía la influencia que había tenido en su formación la teología de la liberación; coincidía con varios de sus aspectos, entre otros con el método, porque el lugar desde el cual se mira no es indiferente, señor Presidente: la realidad no se siente igual cuando se la mira desde una choza que cuando se la observa desde un palacio.
Él no sólo compartió la opción por los pobres, sino también la tarea de desentrañar los mecanismos que generan la pobreza.”

Esta tarea corresponde fundamentalmente a la ciencia económica, no a la teológica. Los teólogos “progresistas” suelen cometer al respecto dos serios errores: por una parte, adherirse a tesis sobre las causas de la pobreza más basadas en ideologías cuestionables que en una ciencia económica sólida, practicada en forma competente; por otra parte, subvalorar tanto la autonomía de la ciencia como la libertad de los cristianos en los asuntos opinables, al pretender que su teoría sobre las causas de la pobreza sea vista como la única legítima para un cristiano. A veces este último error es aún peor, cuando esa teoría es incompatible con la doctrina católica.

“Reconocía la existencia de un ateísmo práctico, a su juicio, mucho más preocupante que el teórico, el que niega la acción de la justicia. En él pueden incurrir -advertía- quienes no creen en Dios y también quienes creen en él.”

La ortodoxia y la ortopraxis se pueden distinguir, pero no separar. Si uno no vive como piensa, termina pensando como vive. De por sí, el ateísmo teórico tiende al ateísmo práctico, aunque existan ateos de buena voluntad que, inconscientemente, se comportan como si en el fondo creyeran en Dios (¡bendita incoherencia!). Y, a la inversa, el ateísmo práctico de los malos creyentes tiende al ateísmo teórico.

“Su trabajo sacerdotal nunca fue hacia adentro de la Iglesia, sino metido hasta los tuétanos en la sociedad.”

Subrayo que la Diputada Payssé no dijo que el trabajo sacerdotal de Pérez Aguirre no se limitó a la vida interna de la Iglesia. Dijo algo mucho más fuerte: “nunca fue hacia adentro de la Iglesia.” No sé si ella quiso decir lo que dijo o si se expresó mal. Tampoco sé si tuvo razón o no al decirlo. Sólo comento que toda auténtica acción eclesial tiene dos dimensiones: comunión y misión. La comunión eclesial impulsa a la misión hacia fuera de la Iglesia; y la misión de la Iglesia tiene como fin incrementar la comunión de los hijos de Dios en Cristo. No existe una misión de la Iglesia que sea meramente intramundana, puramente política o social, en un sentido inmanentista.

“Colaboró primero con Magdala, una organización con sede en la Ciudad Vieja, que ayudaba a las prostitutas a dejar su oficio y encontrar otro trabajo. Muchos años después, y a partir de los vínculos que surgieron entonces, se convertiría en asesor de la Asociación de Meretrices Profesionales del Uruguay -AMEPU-, desde que se fundó en 1988.”

Sobre este aspecto de la actividad pastoral del P. Pérez Aguirre me detendré más adelante.

“Su preocupación por la cuestión social fue permanente. En uno de sus muchos escritos al respecto, decía: "Quien es de izquierda no habla de 'pobres' desde el mero punto de vista económico o político. No habla como si fuese simplemente una cuestión de 'dinero', sino, sobre todo de dolores y olores, de hambre y malestares de estómago, de no saber tomar un lápiz o leer el cedulón del municipio... Quien es de izquierda sabe que hablar de 'pobres' es un asunto de 'poder', de valer y de dignidad."

El cristiano debe preocuparse por la cuestión social, pero toda su acción social y política debe estar enraizada en su fe cristiana. Su lealtad fundamental debe estar orientada hacia Jesucristo, no hacia una ideología política ni un partido político. Además, el sacerdote católico es un factor de unidad dentro de la comunidad cristiana. Su vida debe estar totalmente entregada a Cristo y a la Iglesia, no a causas políticas opinables o contingentes. De ahí que el derecho canónico prohíba a los sacerdotes la militancia política partidaria y el ejercicio de cargos del gobierno civil. Por lo tanto, es muy inadecuado que un sacerdote se manifieste públicamente como un hombre “de izquierda”, como lo hizo reiteradamente el P. Pérez Aguirre. “Izquierda” puede querer decir muchas cosas distintas, algunas compatibles con la fe católica y otras no; pero es indudable que no hay ningún sentido razonable de la palabra “izquierda” que obligue a todos los cristianos a ser de izquierda. Al profesar públicamente su adhesión a la “izquierda”, un sacerdote católico hace daño a la comunión eclesial, que abarca a gente de distintas ideas políticas, unidas por algo infinitamente más profundo y valioso que esas ideas.

“La crítica que más le afectó fue la censura por parte de la Conferencia Episcopal Uruguaya, en agosto de 1993, de uno de los libros que publicó: "La Iglesia increíble". Uno de sus miembros, Antonio Rubio, Obispo de Mercedes, llegó a afirmar que es de esos libros "que pueden hacer daño a la tarea pastoral de los obispos" y que la Iglesia, que es santa, "no merece esos ataques en un libro que describe cosas que no ocurren y es difamante y calumnioso". Si bien reconoció que del libro sólo conocía algunos párrafos, Rubio opinó en "Brecha" -figura en la página 32 de la edición del 13 de agosto de 1993-: "Si el sacerdote no está cómodo, que se vaya". Pérez Aguirre solicitó, en vano, entrevistarse con el Arzobispo de Montevideo, pero el pedido no llegó siquiera a ser tramitado por sus superiores jesuitas. Pocos días después, "Perico" inició un ayuno y se recluyó para orar: aspiraba con esa medida a que finalmente sus superiores lo recibieran para discutir el contenido de su libro. No lo logró, y en cambio recibió la orden, esta vez de la Curia de los Jesuitas en Roma, de suspender de inmediato su ayuno y su retiro.
Un par de años después, otro libro, "La condición femenina", le generaría nuevos cuestionamientos de las autoridades eclesiásticas.”

La Iglesia Católica, como toda organización, tiene derecho a tener sus propias normas de disciplina interna. Negarlo es atentar contra la libertad religiosa y contra la libertad de asociación. Hoy los pastores de la Iglesia necesitan mucho coraje para reprimir ciertos abusos que se dan en la Iglesia, porque sus acciones son a menudo presentadas por los medios de comunicación social en forma distorsionada como expresiones de autoritarismo retrógrado, mientras que habitualmente son sólo formas de ejercicio legítimo y conveniente de la autoridad eclesial.

Paso a considerar ahora unas palabras de la entonces Diputada Daisy Tourné, hoy Ministra del Interior:

“Como mujer, quiero decir que en las luchas que hemos tenido las mujeres "Perico" siempre estuvo a nuestro lado, enfrentando las discriminaciones de las que éramos objeto y comprometiéndose con los temas.”

Un ejemplo de ese “compromiso con las mujeres” del P. Pérez Aguirre fue su apoyo público a la despenalización del aborto, en violenta oposición a la doctrina moral de la Iglesia Católica. La Ministra y ex Diputada Tourné comparte la posición pro-abortista de Pérez Aguirre.

“No sólo se trataba de comprender, sino que suponía un comprometerse.
Quiero recordar algo que nadie ha dicho y que tal vez tenga que ver con el tenor de uno de los maravillosos trabajos que él realizó. Entre estos trabajos, y en su compromiso con los diferentes, que a veces son considerados como lacras, "Perico" ayudó a conformar la Asociación de Meretrices Profesionales del Uruguay, cumpliendo puntualmente con una actitud verdaderamente cristiana y ayudando a la dignificación y a la comprensión de ese grupo de mujeres que, en general, es fuertemente discriminado y mal sentenciado. Esto también forma parte de una actitud de grandeza por la que acompañamos este reconocimiento del día de hoy con profundo cariño, con profunda convicción y con profundo respeto por el nivel humano de la persona que estamos homenajeando.”

Estas palabras de la Diputada Tourné me ayudan a comprender un aspecto intrigante de la entrevista que el notable periodista César di Candia realizó en 1987 al P. Luis Pérez Aguirre. Di Candia no sólo dedicó gran parte de esa entrevista a examinar el trabajo de Pérez Aguirre con las prostitutas, sino que (de un modo sorprendentemente insistente e incisivo) reprochó al sacerdote que una labor de tantos años no hubiera producido ningún fruto, puesto que no logró alejar de la prostitución ni a una sola mujer. (*)
¿Por qué otros sacerdotes -más fieles a la Iglesia y menos conocidos por la prensa- han logrado que muchas mujeres dejen de ejercer el indigno oficio de la prostitución y el P. Pérez Aguirre -sin duda una persona dotada de grandes cualidades- no logró nada en este ámbito? Mi hipótesis explicativa es ésta: es probable que el P. Pérez Aguirre no lo haya logrado porque no se lo propuso correcta o seriamente. En lugar de ayudar a las prostitutas a arrepentirse del grave pecado de vender su propia intimidad sexual, terminó ayudándolas a formar un sindicato, creyendo que así las dignificaba. ¡Como si la prostitución fuera un trabajo digno y no una lacra que merece ser combatida y erradicada! Este ejemplo rutilante de la llamativa esterilidad espiritual de tantas líneas de actividad pastoral “progresista” me recuerda las siguientes palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña:
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos.” (Mateo 7, 16-17).
“El árbol bueno” de la fe ortodoxa da frutos buenos, frutos de conversión y penitencia. En cambio, “el árbol malo” de las falsas ideologías mundanas da frutos malos, como por ejemplo la formación de un sindicato de prostitutas.
Por si acaso, aclaro algo que debería resultar obvio a cualquiera. No puedo ni quiero juzgar a la persona de Luis Pérez Aguirre (que en paz descanse y que Dios lo reciba en Su gloria), sino sólo algunas de sus ideas, palabras y actos.

*******

(*) Nota:

Aunque daría para mucho más, reproduciré con un solo comentario mío parte de las preguntas de César di Candia y de las respuestas del P. Luis Pérez Aguirre sobre esta cuestión (véase la entrevista completa en: César di Candia, Confesiones y arrepentimientos, Tomo II, El País, Montevideo, 2007, pp. 51-73).

“- ¿En qué época fue tu experiencia con el mundo de la prostitución?
– Fueron seis años, del 73 al 79. […]
[…]
- Sin embargo, por lo que sé, nunca lograste el menor éxito en tu trabajo de salvador.
- En el de sacar chicas de la prostitución, no. Si lo medimos en términos cuantitativos, te digo que el fracaso fue absoluto. Te confieso que lo encaré con gran ilusión, pero los resultados fueron negativos.
[…]
- ¿Emprenderías de nuevo un trabajo de ese tipo?
- Vamos a volver a una de tus preguntas iniciales, que hacía referencia a la mayor trascendencia de esta vida o de la otra. Desde el punto de vista de lo que fue mi esfuerzo por transformar esa situación, fracasé, pero desde el otro punto de vista me ha quedado la tranquilidad y la satisfacción de saber que esas chicas me van a preceder en el Reino de los Cielos.

[Pésima exégesis de Mateo 21,31-32: “Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.”
Contrariamente a lo que hoy pretenden muchos, estas palabras de Jesús no son en absoluto un elogio a las prostitutas, ni una absolución general de los pecados de prostitución, sino una dura crítica a “los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo” (Mateo 21,23). También es clarísimo en el texto evangélico y en su contexto que las rameras no llegarán al Reino de Dios de cualquier modo, sino sólo si se arrepienten de sus pecados y se convierten.]

- Pero eso no es mérito tuyo. En esos seis años que estuviste trabajando con ellas y por ellas, ¿qué lograste en su beneficio?
- Es difícil contestar a esa pregunta. Yo apelo a la convicción que pueda tener la gente que lea esto. La satisfacción que les queda a ellas, y no es poca cosa, que tiene un alcance casi imposible de medir, es la de habersee sentido alguna vez queridas por alguien y queridas en forma desinteresada. Eso tiene un efecto multiplicador y residual en una persona, que es muy difícil de cuantificar. ¿Cuánto vale el amor para una persona que por primera vez lo siente? ¿Cuánto vale el cariño de alguien que se les acercó de otra manera y les demostró que había una nueva forma de relación posible entre dos seres humanos?
- ¿Y cuánto vale la frustración que se les causa cuando esa persona las abandona?
- Bueno…(silencio). Nosotros tenemos una mentalidad muy occidental en ese sentido, tendemos a poner en la balanza: dos actos de amor, dos de desamor, o, si son más, la cosa se desnivela. […] Yo no sé hasta dónde aquel amor que le diste a quien carecía de él no afectó para siempre su destino.
- ¿Y no es peor el abandono, el retorno a la situación anterior, el convencimiento de que hasta la persona, la única que los amó, se dio por derrotada?
- Yo me he tomado el trabajo de explicarles por qué no puedo seguir trabajando con ellas y les he dicho la verdad: porque he dedicado mi vida a los niños abandonados. Yo creo que lo han entendido, porque como personas y como madres son mucho más comprensivas, más valoradoras de este tipo de actitudes como la mía. Ninguna me ha reprochado mi abandono. Yo estoy seguro de que ellas prefirieron que yo me dedicara a los niños abandonados y no a ellas… pero no sé… nunca me habían formulado esa pregunta y yo mismo nunca me lo había cuestionado… de pronto algún día tendré que volver a hacer algo. Me han mandado muchos mensajes. La última vez fue el año pasado, cuando se hizo el intento de agremiación.”
(César di Candia, o.c., pp. 64.66.68-69).

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