Daniel Iglesias Grèzes
Nuestro Señor Jesucristo instituyó en su Iglesia los sacramentos como signos e instrumentos eficaces de la gracia de Dios. Podemos establecer una analogía entre los siete sacramentos de la Iglesia y los momentos fundamentales de la vida humana. El nacimiento tiene su análogo en el Bautismo, por el cual el hombre nace a una vida nueva, la vida del Espíritu, y se convierte en hijo de Dios. El comer juntos en familia tiene su análogo en la Eucaristía, que une en el amor fraterno, en la gran familia de Dios, a quienes comen juntos el Pan de Vida eterna, Jesucristo. Y así sucesivamente…
Hay un sacramento que tiene su análogo en la entrada a la vida adulta: es la Confirmación, por medio de la cual nos convertimos en cristianos adultos, miembros plenos de la Iglesia. No se trata de un sacramento opcional, conveniente sólo para una élite. Se trata del sacramento por el cual reafirmamos nuestra fe católica y reasumimos de un modo personal, consciente y maduro el compromiso con Cristo asumido en el Bautismo. El sacramento de la Confirmación completa la iniciación cristiana y confiere la plenitud del don del Espíritu Santo. Es un nuevo Pentecostés, que nos llena de la fuerza y la luz del Espíritu de Dios, marcándonos para siempre como testigos de Cristo Resucitado.
A lo largo de la vida el ser humano evoluciona y madura en muchos sentidos: en el orden corporal, en el orden intelectual, en el orden sentimental… ¿Acaso no deberá madurar también en el orden religioso, es decir en lo que se refiere a su relación con Dios? Para ser plenamente cristianos, miembros maduros, activos y militantes de la Iglesia de Cristo, debemos recibir el sacramento de la Confirmación. Para ello es necesario un proceso de preparación (un “catecumenado”), que no es sólo una exposición sistemática de la doctrina cristiana, sino también una introducción a la vida cristiana, la vida de la fe, la liturgia y la caridad del pueblo de Dios.
En el contexto de la gran misión continental que los Obispos de América Latina y el Caribe anunciaron en 2007 en la Conferencia de Aparecida, invito a los lectores católicos de este blog que aún no han sido confirmados -y tienen la edad mínima requerida- a acercarse a su Parroquia para solicitar que los preparen para recibir el sacramento de la Confirmación. También los invito a alentar a otros católicos no confirmados a pedir a la Iglesia este importante don de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario