lunes, mayo 10, 2010

Razones para nuestra esperanza

Desde anoche dispongo de un nuevo blog, denominado "Razones para nuestra esperanza", en el prestigioso portal español InfoCatólica. El enlace del título conduce hacia ese sitio. Dado que no tengo tiempo de conducir dos blogs a la vez, por el momento dejaré de escribir en "Meditaciones Cristianas". Los invito a seguir mi nuevo blog.

martes, mayo 04, 2010

Un texto de Stanley Jaki


Daniel Iglesias Grèzes

“Como muestra basta un botón”, dice el refrán. Para mostrar el carácter lúcido, combativo y a menudo irónico del gran pensador católico Stanley Jaki, reproduzco a continuación dos párrafos de su autoría. Lean y disfruten.

“Todos estos avances pueden dar un oscuro apoyo a palabras a menudo atribuidas a Ramón y Cajal, un gran cirujano del cerebro de principios del siglo XX: que su escalpelo nunca pudo encontrar el alma. Él podría de igual modo haber dicho que siempre que él extirpaba la glándula pituitaria, eliminaba el lugar donde, en la concepción de Descartes de la relación cerebro-mente, el alma estaba ligada al cuerpo. El dualismo cartesiano invitaba fácilmente al simple materialismo. Que la mente era una mera función de procesos fisiológicos en el cerebro era una afirmación básica de materialistas del siglo XVIII tales como Helvetius y De la Mettrie. Este último sostuvo en su libro L’homme machine (1748) que la buena conducta moral no era sino el tranquilo zumbido de muchas ruedas pequeñas dentro del cerebro. Alrededor de un siglo después Tyndall dijo a la Asociación Británica que el pensamiento era una secreción del cerebro tanto como la bilis era el producto del hígado. Un poco antes Moleschott consideró al fósforo en el cerebro como la medida de la inteligencia.

Las secreciones en cuestión no fueron encontradas, ni las pequeñas ruedas. No ayudó a la teoría del fósforo el haberse encontrado que la proporción de fósforo es muy grande en el cerebro de los gansos, esos proverbiales epítomes de la estupidez. Aún más fácil fue desacreditar a los frenólogos, quienes afirmaban que las características morales del individuo eran reveladas por las protuberancias de su cráneo, el cual a su vez (pensaban) había sido conformado por la dinámica del cerebro en su interior. En todo esto no había ninguna ciencia.”
(Stanley L. Jaki, The Brain-Mind Unity: The Strangest Difference, Real View Books, USA, 2004, pp. 2-3; la traducción del inglés es mía).

sábado, mayo 01, 2010

El Corán y la Santísima Trinidad


Daniel Iglesias Grèzes

“Casi cada vez que el Corán se refiere a Jesús, lo que hace alrededor de una docena de veces, se opoñe señaladamente a la visión cristiana según la cual Cristo es uno de la Trinidad. Peor, según la presentación de la visión cristiana de la Trinidad hecha por el Corán, esta última está compuesta por Dios, Cristo y María.” (Stanley L. Jaki, Jesus, Islam, Science, Real View Books, Pinckney – Michigan, 2001, p. 4; la traducción del inglés es mía).

“En la perspectiva radicalmente simple del Corán es suficiente para el fiel musulmán saber sobre Jesús que él nunca pensó que él era Dios o que María era Dios. El fiel musulmán debe vivir en la creencia de que Dios, Jesús y María son la Trinidad cristiana. Esto, si fuera verdad, seguramente equivaldría a un craso politeísmo, que los cristianos abominarían no menos que lo que lo hacen los musulmanes. Pero el Corán no deja ninguna duda de que ésa es la visión cristiana y de que tal visión, y por lo tanto los cristianos y el cristianismo, debería ser deplorada y enfrentada resueltamente. No hay espacio allí para un diálogo, para un mejor entendimiento. Para el musulmán el Corán es la última palabra de Dios al hombre.” (Ídem, p. 10; traducción mía).

Aquí se plantea un problema insoluble para la fe musulmana. Para comprender esto se debe tener muy presente que la fe musulmana en el origen divino del Corán es muy diferente de la fe cristiana en la inspiración de la Biblia.

El cristiano cree que la Biblia es a la vez obra de Dios y obra de hombres. Dios es el autor principal de la Biblia, pero la Biblia fue escrita por hombres inspirados por Dios que actuaron como verdaderos autores humanos, cada uno de ellos con su vocabulario y estilo propio. El cristiano no concibe la inspiración bíblica como el mero dictado de un texto celestial ni como una suerte de trance espiritista, sino como una iluminación divina de la mente del hagiógrafo que capacita a éste para transmitir por escrito la palabra revelada por Dios a los hombres para su salvación. Esa transmisión utiliza diversos géneros literarios y la cultura propia de la época de cada autor sagrado.

Según la fe musulmana, en cambio, el Corán es una obra exclusivamente divina, sin ningún autor humano; se trataría de la transcripción exacta de las mismísimas palabras reveladas por Dios a Mahoma en árabe, por medio del ángel Gabriel. Por eso, según los musulmanes, el Corán es un libro eterno, compuesto en el cielo por el mismo Dios.

En la visión musulmana ortodoxa, entonces, no hay espacio para un estudio histórico-crítico del texto del Corán, análogo al que tantos estudiosos han llevado a cabo sobre la Biblia durante siglos. El musulmán no puede relativizar la información histórica del Corán sobre el dogma trinitario cristiano diciendo que es algo “dicho de paso” o un simple recurso literario para transmitir una verdad de otro orden. Lo que dice el Corán debe ser tenido por el musulmán como absolutamente verdadero en todo sentido, también en el sentido histórico.

Ahora podemos palpar el problema insoluble antes mencionado, porque es evidentísimo que la presentación que el Corán hace del dogma trinitario cristiano es una completa tergiversación, parecida al craso error de un niño cristiano que –por no conocer aún el Catecismo- confunde la Santísima Trinidad con la Sagrada Familia. Ningún cristiano, ni ortodoxo ni hereje, ha creído jamás que la Trinidad está formada por Dios, Jesús y María. Lo que más se le parece, que yo sepa, fue una herejía sostenida por Leonardo Boff cuando todavía era tenido por teólogo católico: la unión hipostática de María con el Espíritu Santo, disparate teológico que no tuvo ni antecesores ni seguidores. Ni los católicos más “maximalistas” en lo referente a la mariología y el culto mariano han sostenido jamás que María tuviera una naturaleza divina.

No hay modo escapar a la conclusión de que el Corán suministra una información equivocada, desde el punto de vista histórico, sobre la fe cristiana en la Trinidad. Más allá de que esa fe sea verdadera o falsa, ella es lo que es y lo que siempre ha sido, y no otra cosa, como pretende hacernos creer el autor del Corán. Considerando lo dicho antes sobre el “Corán eterno”, vemos que no hay forma de conciliar la fe musulmana con este error del Corán.