martes, setiembre 30, 2008

Las traducciones de la Biblia

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Con este post inauguro una serie de preguntas y respuestas basada en consultas reales recibidas por Internet.

Pregunta:
La traducción de un texto puede alterar su real significado, volverlo maleable y sujeto a interpretación. La Biblia fue escrita mucho antes de que se creara la imprenta y por ende la transmisión de su texto estuvo sujeta a errores y modificaciones, tanto involuntarias como voluntarias. ¿Cómo es posible entonces basar dogmas de fe en nuestros textos de la Biblia?

Respuesta:
La fe cristiana afirma que Dios se ha revelado a Sí mismo a los hombres en la historia y que la historia de la auto-revelación y la auto-comunicación de Dios al hombre tiene su momento culminante en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre para nuestra salvación.
No tendría sentido creer que Dios se reveló a los hombres en tiempos de Jesucristo pero no previó ninguna forma de transmisión auténtica de la Divina Revelación a otros hombres y a las generaciones subsiguientes.
El católico cree que la Biblia es un libro escrito por hombres y a la vez un libro inspirado por Dios. También cree que el Espíritu Santo convoca a la Iglesia, Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo, y la guía hacia la verdad completa, mediante la guía del Magisterio de la Iglesia, el cual interpreta la Divina Revelación con la autoridad del mismo Cristo.
El texto de la Biblia fue transmitido antes de la invención de la imprenta, de manuscrito en manuscrito, con tanta fidelidad por los judíos (Antiguo Testamento) y los cristianos (Antiguo y Nuevo Testamento) que las diferencias entre el texto actual (el “texto recibido”) y los numerosísimos manuscritos antiguos de la Biblia que se conservan son relativamente pocas y de menor importancia.
Por otra parte, es cierto que los traductores de la Biblia pueden cometer errores y que de hecho han cometido algunos. Sin embargo, la gran multiplicidad de las traducciones, la pericia de los traductores y la gracia de Dios han hecho que esos errores no tuvieran consecuencias graves y no afectaran a la esencia del cristianismo.

domingo, setiembre 28, 2008

Evolución y Creación

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

El último número del quincenario de la Arquidiócesis de Montevideo contiene un artículo titulado “Evolución vs. Creación: ¿Son irreconciliables a la luz de la Fe?” (Entre Todos, Nº 189, 27/09/2008, p. 5). Dicho artículo fue escrito por el grupo de reflexión sobre “La ciencia y la Fe en el Tercer Milenio”, que se reúne en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Malvín), que casualmente es también mi Parroquia. Junto a varios aspectos positivos, el citado artículo contiene también -a mi juicio- afirmaciones cuestionables o que requieren clarificaciones. Para mayor brevedad, me detendré sólo en esas afirmaciones, reproduciéndolas en letra itálica e intercalando mis comentarios en letra normal.

“Los debates, entre quienes sostienen la teoría de la evolución y quienes defienden la doctrina de la creación, continúan hasta hoy aún cuando debería ser un tema superado, ya que son complementarios y no excluyentes.”

Las nociones de “creación” y “evolución” no son necesariamente excluyentes, pero tampoco son necesariamente complementarias. Pueden ser excluyentes o complementarias según qué se entienda exactamente por “creación” y por “evolución”.
Por ejemplo, el “creacionismo de la Tierra joven” (young Earth creationism), sostenido por grupos protestantes fundamentalistas de Norteamérica, es incompatible con cualquier teoría de la evolución porque, con base en las cronologías bíblicas, afirma que Dios creó el universo hacia el año 6.000 AC. En esa perspectiva, las numerosas evidencias científicas de que el universo tiene una antigüedad de miles de millones de años son vistas como engaños diabólicos.
Por otra parte, el evolucionismo materialista sostenido por muchísimos científicos (como Jacques Monod y Richard Dawkins, por nombrar sólo dos) es incompatible con cualquier clase de creación del mundo por parte de Dios, simplemente porque, en la visión materialista, Dios no existe ni puede existir.
Por lo tanto, la afirmación de que el debate entre creación y evolución debería ser un tema superado puede entenderse de diversas maneras, algunas válidas y otras inválidas. Por ejemplo, sería justo decir que las lecturas fundamentalistas de la Biblia están desacreditadas por el actual nivel de conocimientos teológicos. Es probable que ése sea el significado pretendido por la frase que estoy analizando. Sin embargo, la frase así interpretada puede dar lugar a la falsa impresión de que ya no hay nada que discutir (en los niveles científico, filosófico y teológico) acerca de la teoría de la evolución que predomina actualmente, es decir el neodarwinismo. Esto está muy lejos de ser cierto. Al contrario, en los tres niveles mencionados se están desarrollando actualmente, sobre todo en los Estados Unidos de América, intensos e interesantes debates en torno al neodarwinismo. Todavía hay mucho para investigar y debatir acerca de esa teoría, que no puede considerarse como una verdad probada por la ciencia.

“La mayoría de los científicos adhieren a teorías evolucionistas explicando a nivel estelar la creación del universo por el “Big Bang”.”
La teoría del Big Bang no explica la creación del universo sino su evolución a partir de una Gran Explosión en el comienzo del tiempo. La creación en cuanto tal es inaccesible para las ciencias particulares (matemática, física, química, etc.), pudiendo ser conocida sólo por medio de las ciencias universales (filosofía y teología).

“En la tierra el desarrollo de las especies se explica desde la ciencia, por una serie de pequeños cambios sobre formas de vida rudimentarias, que surgieron del barro, o vinieron como ADN viajero en los cometas y se incorporaron a la memoria que guardan las células en los llamados genes y que hoy conocemos como genoma. Esos elementos incorporados a la memoria de cada célula se transmitieron a la descendencia. Una de esas líneas evolutivas habría culminado en la especie humana.”

Este párrafo se refiere a tres problemas diferentes: el origen de la vida, la evolución biológica y el origen del hombre.

En lo que respecta al origen de la vida, sería falso sostener que está explicado por la ciencia. La generación espontánea del primer ser vivo (o los primeros seres vivos) a partir de la materia inerte (“el barro”) no pasa de ser un postulado arbitrario de los científicos materialistas o naturalistas. No existe ninguna prueba empírica de tal teoría, que parece depender de una concepción mecanicista de la vida. Cuanto más descubre la ciencia sobre la inmensa complejidad de los seres vivos (incluso los unicelulares), más parece alejarse la esperanza, alentada desde ámbitos materialistas, de llegar a crear artificialmente seres vivos. Además, desde la filosofía clásica la noción de una generación espontánea de la vida se ve como un absurdo. Nadie puede dar lo que no tiene. La vida no puede surgir de la no-vida.
Llama la atención la mención de la teoría del origen extraterrestre de la vida, que no pasa de ser una mera conjetura. En realidad esa teoría no explicaría el origen de la vida en general, sino sólo en nuestro planeta. El problema de fondo no sería resuelto, sino trasladado al espacio. Detrás de esta extraña teoría se esconde por lo común una intención atea. En efecto, para el ateo todos los comienzos absolutos en el tiempo son extremadamente problemáticos, porque son evidentes signos de contingencia. Por lo tanto, no es sorprendente que un mismo científico no creyente (el astrónomo Fred Hoyle) haya propuesto la teoría del “universo de estado estacionario” (steady state universe) –en contra del Big Bang- y la teoría del origen extraterrestre de la vida ("panspermia"). Ninguna de estas dos teorías cuenta con mucho crédito hoy en el ámbito científico. La primera de ellas fue prácticamente descartada en 1965 (incluso por el propio Hoyle), cuando se descubrió la radiación cósmica de fondo de microondas, que fue vista como una confirmación del Big Bang. Cabe destacar que Hoyle tenía una clara noción de la increíble improbabilidad estadística de la generación espontánea de la vida. Expresó esa improbabilidad mediante una famosa comparación: es más probable que un tornado que pasa sobre un depósito de chatarra ensamble por pura casualidad un Boeing 747 que la aparición de un ser vivo a partir de reacciones químicas casuales.

En cuanto a la evolución biológica, tampoco es exacto decir que ha sido explicada por la ciencia con base en la teoría darwinista (descendencia con modificaciones graduales y selección natural) o neodarwinista (mutaciones genéticas aleatorias y selección natural). En último análisis las explicaciones darwinistas son meramente verbales. Permanecen en pie formidables objeciones científicas contra estas teorías, al punto que el famoso paleontólogo no creyente Stephen Jay Gould consideró que el darwinismo en su forma clásica está muerto como teoría científica. De ahí que, abandonando uno de los axiomas capitales de Darwin (el gradualismo evolutivo), Gould haya propuesto una nueva teoría (el “equilibrio puntuado”) que supone que la historia de las especies contiene largos períodos de estabilidad y breves períodos de cambios grandes y rápidos, impulsados por macro-mutaciones. Adversarios maliciosos han calificado a la tesis de Gould como teoría del hopeful monster (monstruo esperanzado).

En cuanto al origen del hombre, habría sido oportuno mencionar los grandes problemas filosóficos y teológicos adjuntos a la tesis de que ese origen se explica adecuadamente a partir de la teoría darwinista, del mismo modo que el origen de cualquier otra rama del “árbol de la vida”. Por cierto la fe cristiana es incompatible con la convicción de Charles Darwin de que entre el hombre y los demás animales no hay una diferencia esencial, sino sólo diferencias de grado.

“Para los católicos, al igual que con los discípulos de Emaús, los ojos no se abrieron en el primer momento para comprender que el relato mítico del Génesis cap. 1º mostraba desde el inicio la creación como parte de un plan.”

Esta frase refuerza la impresión (que ya está latente en el primer párrafo citado) de que la “culpa” de que haya habido un debate entre “creación” y “evolución” estuvo principalmente del lado de los cristianos, “insensatos y tardos de corazón” (Lucas 24,25), y no de parte de los científicos que postularon un evolucionismo materialista o naturalista.
Además, desde el punto de vista de la fe cristiana, no es exacto referirse al relato de la creación de Génesis 1 como “relato mítico”. Si bien es verdad que ese relato utiliza elementos míticos, los integra dentro de un conjunto cuyo contenido no es mitológico, sino teológico. Se trata de un texto inspirado por Dios que, sirviéndose de imágenes tomadas de una cosmología arcaica, enseña verdades religiosas tales como la creación de todo lo visible y lo invisible por parte de Dios, la bondad de todo lo creado por Dios, la existencia de una jerarquía ontológica dentro del universo material (cuya cumbre es el ser humano), la igualdad de naturaleza o esencia entre el hombre y la mujer, etc.

“Hasta ahora, las evidencias científicas acumuladas sobre la evolución de la vida en nuestro planeta nos llevan a concluir que se ha desarrollado de acuerdo a un plan.”

Muy cierto. Precisamente por eso es que el debate sobre la relación entre creación y evolución aún no ha concluido, en la medida en que, dentro del ámbito científico, continúa predominando la visión de la evolución biológica como un proceso no planificado ni guiado, sino impulsado únicamente por fuerzas ciegas como el azar y la necesidad, visión que excluye todo diseño inteligente y toda finalidad.

sábado, setiembre 27, 2008

Mitos Hebreos

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

En mi post anterior critiqué dos errores teológicos del libro de Gustavo Daniel Casetta, El código sombrío. Lo oculto en El Código Da Vinci, Editorial Candelero, Rosario (Argentina), 2006, errores que provenían de un ex sacerdote católico dedicado a popularizar la “espiritualidad céltica”. En esta ocasión voy a criticar otros errores del mismo libro, que provienen de supuestos mitos hebreos.

1) En las pp. 99-100, apoyándose en el libro de Robert Graves y Raphael Patai “Los Mitos Hebreos”, G. D. Casetta hace algunas afirmaciones acerca de un episodio narrado en la novela de Dan Brown “El Código Da Vinci”, donde no queda claro si él se adhiere a lo afirmado, que no es cristiano:
“Aparte de su hálito ocultista, en las palabras del cántico encontramos el más fuerte de estos elementos. Esta indefinida entidad que existía antes de la creación (“en el alba de todo lo sagrado”) no es de ninguna manera el amor o el sexo, como pueda pensarse. Es el caos “Tohu y Bohu, es decir el Caos y el Vacío”; justamente por amor, Dios transformó el caos en cosmos.”

Otra vez se evidencia aquí una interpretación mitológica de Génesis 1,2:
“La tierra era caos [Tohu, en hebreo] y confusión [Bohu, en hebreo] y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.”

Según la fe cristiana, Dios es el Creador de todo lo visible y lo invisible. Antes de la creación, sólo existía Dios, no ninguna “indefinida entidad”. Dios no creó el cosmos a partir de un caos preexistente, co-eterno con Dios, sino de la nada (ex nihilo). Sí es verdad que la creación del mundo no fue un suceso instantáneo, sino un proceso continuo de evolución cósmica, en el que gradualmente se fue poniendo de manifiesto un orden cada vez mayor y más bello. Pero ese orden estaba presente desde el principio en la Inteligencia creadora de Dios, que gradualmente desplegó su plan creador en el tiempo.

2) En las pp. 101-102, G. D. Casetta de nuevo interpreta un pasaje de “El Código Da Vinci” en función del ya citado libro de Graves y Patai sobre los mitos hebreos, y dice lo siguiente:
“Vemos entonces que la idea de la unión sexual no fue del hombre, fue una nueva incitación de Satanás –al igual que el pecado original-, quien conocía la naturaleza eterna de aquel, su vínculo con la perpetuidad ahora perdida y, por ende su deseo de experimentarla. (…)
El matrimonio como bendición de Dios es otro intento de reconciliación y de salvación: del caos al cosmos, del pecado a la libertad, de la muerte a la resurrección.”

El contraste de estas afirmaciones con la enseñanza bíblica es evidente. Es Dios mismo (no el demonio) quien creó al hombre como ser sexuado, varón y mujer, y les dio desde el principio el mandato de multiplicarse en la unión matrimonial, haciéndose una sola carne en la relación conyugal. Todo esto está en los Capítulos 1 y 2 del Génesis, antes del relato de la caída (Génesis 3). De modo que el matrimonio es algo bueno y querido por Dios desde el principio, no un intento tardío de enderezar un invento demoníaco.
Por otra parte, en rigor el hombre no tiene una “naturaleza eterna”. Es un ser finito, creado por Dios, no co-eterno con Él, aunque llamado a participar (por gracia de Dios) de la naturaleza divina. La vida eterna del hombre es eterna sólo hacia adelante, no hacia atrás.

Según lo que he podido leer en Internet, el libro de Robert Graves y Raphael Patai “Los Mitos Hebreos” pretende explicar el libro del Génesis en función de mitos mesopotámicos anteriores, reconstruidos a partir de la literatura judía posterior, principalmente el Talmud. No estoy en condiciones de juzgar si es cierto que el Talmud enseña esos mitos, pero llama la atención cuán lejos están éstos de la revelación bíblica. El contenido de esos mitos, tal como son presentados por Graves y Patai, altera y contradice el contenido del Génesis.
El autor judío Raphael Patai escribió muchos otros libros, entre los cuales se destaca “La diosa hebrea” (sobre el mito de Lilith). No parece que los libros de Graves y Patai sean una referencia firme para un apologista católico.

Como común denominador de los cuatro errores teológicos señalados en el post anterior y en el presente hasta aquí, me parece percibir la afirmación de una especie de prioridad del mal, la oscuridad, el caos o el desorden en el mundo y en el hombre, contraria a la fe cristiana, expresada por ejemplo en este axioma de la filosofía tomista: “ens et bonum convertuntur” ("el ser y el bien se identifican"). Todo lo que es, en tanto que es, es bueno. El mal no es un ser, sino una carencia o privación de ser. El mal es una especie de “parásito” del bien.

3) En la p. 133 G. D. Casetta afirma:
“En la cosmogonía mítica hebrea, y por ende cristiana, el Infierno, el abismo, está en las profundidades de la Tierra, adonde fue arrojado Lucifer por Dios, quien no admitía rivales en su gloria, y allí permanece.”

La doctrina cristiana no incluye ninguna cosmogonía mítica.
El Infierno no está en las profundidades de la Tierra, sino que es un estado de separación radical de Dios por parte de los condenados.
Dios no arrojó a Lucifer al Infierno porque “no admitía rivales en su gloria”. Aquí parece manifestarse la noción de un Dios celoso de sus criaturas. Al contrario, Dios creó a los ángeles y a los hombres para compartir con ellos su gloria, es decir para comunicarles su propia bondad y felicidad infinitas. El pecado de Lucifer (y el de Adán) no consistió en querer asemejarse a Dios -que es lo que Dios mismo quería y le ofrecía- sino en querer arrebatar en cierto modo por la fuerza o lograr por sí mismo (sin Dios, sin comunión de amor con Él) el lugar de Dios, contraviniendo libremente su propia naturaleza creada.

viernes, setiembre 26, 2008

Ecos Eternos

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Recientemente leí el libro de Gustavo Daniel Casetta, El código sombrío. Lo oculto en El Código Da Vinci, Editorial Candelero, Rosario (Argentina), 2006. Ante todo felicito al autor por su firme defensa de la fe católica frente a los ataques del famoso libro de Dan Brown, El Código Da Vinci. Se necesitan muchos apologistas católicos para contrarrestar la actual oleada de anticatolicismo, especialmente en el mundo de la cultura.

Por otra parte, no puedo ocultar que, pese a su evidente buena intención y a su ferviente piedad, el autor incurre a mi juicio en varios errores teológicos importantes. A continuación señalaré y comentaré dos de ellos, que provienen de sendas citas aprobatorias del libro Ecos Eternos, de John O’Donohue:

1) En la p. 64, G. D. Casetta incluye la siguiente cita de John O’Donohue, Ecos Eternos:
“No existe nadie que, en algún momento de la vida, no deba transitar por el oscuro valle del sufrimiento. Es un sendero sin esperanza, sin refugio ni luz. Cuando el sufrimiento entra en nuestras vidas, trae consigo una gran soledad y aislamiento”.

Considerada literalmente, esta visión tan negativa del sufrimiento no es compatible con la fe cristiana. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos enseñan a conservar firme la esperanza en Dios incluso en medio del mayor sufrimiento.

Véase por ejemplo el Salmo 22:
“Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.”

Véase también las Bienaventuranzas, en la versión de Lucas 6, 20-23:
“Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.”

Véase también cuántas veces Jesús y los ángeles de Dios nos dicen: “No temáis” y cómo Jesús promete a sus discípulos que Él estará con ellos todos los días hasta el fin del mundo y que ellos recibirán la ayuda y el consuelo del Espíritu Santo. Y así podríamos multiplicar las citas bíblicas contra lo dicho por O’Donohue. Tal vez él pretendía referirse al sufrimiento del hombre en pecado mortal, apartado totalmente de Dios, pero en ese caso debió aclararlo para evitar confusiones.

2) En las pp. 73-74, G. D. Casetta incluye la siguiente cita de John O’Donohue, Ecos Eternos:
“Aunque vivamos y trabajemos en la luz, fuimos concebidos y formados en las tinieblas. La oscuridad es una de nuestras compañías más íntimas. En realidad, nunca puede sorprendernos, algo en nuestro interior conoce la oscuridad más profundamente de lo que conoce la luz. La oscuridad es más antigua que la luz. En el comienzo todo era oscuridad. La primera luz nació de las tinieblas. Tenemos un parentesco interior con la oscuridad, que nada puede disolver.”

Aquí O’Donohue manifiesta de nuevo una visión no cristiana del hombre y del mundo. Compárese el texto de O’Donohue con el comienzo del Evangelio de Juan:
“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Juan 1,1-5).
En el principio no era la oscuridad, sino la luz. Dios es Luz y en Él no hay tiniebla alguna.
La oscuridad no es más antigua que la luz. Dios es anterior al mundo y es el Creador de todo lo que existe.

Es cierto que la Biblia comienza diciendo:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.” (Génesis 1,1-3).
Aquí, haciendo uso de una cosmogonía arcaica, se nos enseña que Dios creó gradualmente un cosmos ordenado. Filosóficamente se puede demostrar que el caos o desorden depende del orden y no al revés. Un caos absoluto no podría existir. Incluso modernas teorías científicas muestran que tras el caos hay un orden subyacente y que en el comienzo del mundo hubo un estallido de energía (el Big Bang). Además, la Escritura dice que el Espíritu de Dios (“un viento de Dios”) aleteaba por encima de las aguas del abismo primordial, incubando su vitalidad y su sentido. Resulta pues abusivo interpretar este pasaje en el sentido de un mundo sometido constitutivamente a la oscuridad. Que la luz no surge de la oscuridad sino de la palabra creadora de Dios (“Hágase la luz”) está manifiesto en este mismo pasaje.

No fuimos formados en las tinieblas, sino creados por Dios a su imagen y semejanza en un mundo luminoso y considerado bueno por Dios. Lo más íntimo a nosotros mismos (nos enseña San Agustín) no es la oscuridad, sino Dios mismo, que es Luz. La Gracia de Dios vence al pecado que hay en el hombre, lo santifica verdaderamente y no sólo putativamente, en el sentido pesimista de Lutero.

Buscando en la Wikipedia, me he enterado de que John O’Donohue (1956-2008) fue un poeta irlandés, filósofo hegeliano y sacerdote católico que abandonó el sacerdocio. La Wikipedia dice que O’Donohue es conocido sobre todo por su “popularización de la espiritualidad céltica”.

Ciertamente, los libros de John O’Donohue no parecen ser una referencia adecuada para una defensa de la fe católica.

domingo, setiembre 21, 2008

Diseño Inteligente

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

El siguiente artículo es un interesante resumen del estado actual del debate suscitado en los Estados Unidos de América por el movimiento del Intelligent Design (Diseño Inteligente) o ID: Santiago Collado González, Ciencia y trascendencia: Intelligent Design, Seminario Ciencia, Razón y Fe, Universidad de Navarra, marzo de 2005: www.unav.es/cryf/curso05sc.pdf

Dicho artículo contiene una buena introducción histórica a ese debate y una presentación sintética de los principales aportes de dos de los representantes del ID: el bioquímico Michael Behe y el matemático y filósofo William Dembski.

Sin embargo, discrepo profundamente con varias opiniones expresadas por el autor del artículo. A continuación cito algunas de esas opiniones en letra itálica, intercalando mis comentarios en letra normal.

“En realidad, considero que la aportación del ID a la historia del pensamiento es pobre y se puede exponer en pocas palabras.” (Santiago Collado González, op. cit.).
Pienso que, por el contrario, la aportación del ID a la historia de las ideas es enorme. Representa el comienzo de una revolución contra el naturalismo y el materialismo dominantes en gran parte de la ciencia contemporánea.

“Hay por parte de los defensores del Intelligent Design un recurso constante a apoyarse en la experiencia de diseño que tenemos en relación con los artefactos. En sus argumentos se utiliza lo que ocurre con los artefactos como ejemplos. Hay una equiparación del mundo artificial con el mundo natural que en algunos argumentos puede ser legítima, pero que también suscita la sospecha de que los presupuestos intelectuales en los que se mueven son próximos al mecanicismo. En este punto, y por las mismas razones, también el darwinismo resulta sospechoso de mecanicismo.” (Ibidem).
Aristóteles y Tomás de Aquino estarían en desacuerdo con este párrafo. Aquí Santiago Collado González (SCG) confunde analogía con equiparación. Entre el diseño divino de los entes naturales y el diseño humano de los entes artificiales hay una relación de analogía, no de univocidad ni de equivocidad. La cosmovisión de los pensadores del movimiento del ID está a años luz de todo mecanicismo. Por otra parte, el darwinismo, en sus representantes más conspicuos, no es sospechoso de mecanicismo: se trata de un mecanicismo explícito e inequívoco.

“La crítica que el ID hace contra el darwinismo parece tener suficiente entidad (noción de complejidad irreductible). No parece, sin embargo, ser tan consistente en la defensa que hace de sí mismo. Pensamos que los puntos débiles del darwinismo frente al ID son también los que impiden que el ID sea consistente en su propia autodefensa.” (Ibidem).
Aquí SCG reduce indebidamente la crítica del ID al darwinismo a un aspecto parcial: la noción de complejidad irreductible planteada por Behe. En realidad esa crítica es mucho más amplia y ciertamente tiene entidad suficiente como para poner al darwinismo en crisis. Además, SCG acusa al ID de inconsistencia, sin dar ningún argumento sólido en apoyo de esa tesis. Por último, SCG confunde los puntos débiles del darwinismo (por ejemplo, la falta de pruebas científicas de la capacidad creativa de las mutaciones aleatorias y la selección natural para explicar la existencia, la complejidad y la diversidad de los seres vivos) con supuestos puntos débiles del ID. Entrevera aquí la crítica científica al darwinismo (que no necesita aportar teorías alternativas para ser válida) con los aportes filosóficos del ID (que obviamente no pueden ser probados por la ciencia empírica).

“Al intentar comprender lo que está en la raíz de la polémica, se descubre con claridad cada vez mayor que los defensores del ID y del evolucionismo gradualista no están tan lejos como ellos piensan o, al menos, como unos y otros defienden.” (Ibidem).
Pésimo final: en realidad, el debate no es entre los defensores del ID y los del evolucionismo gradualista, sino entre los defensores del ID y los del evolucionismo ciego (la evolución como un proceso puramente aleatorio, no planificado ni guiado). Las cosmovisiones que están en la raíz de esta polémica no pueden ser más distintas entre sí.

sábado, setiembre 13, 2008

En desacuerdo con Darwin

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Haciendo clic sobre el título de este artículo se accede al interesantísimo sitio Dissent from Darwin, el cual contiene una lista de más de 700 científicos que se han adherido a la siguiente declaración:

"We are skeptical of claims for the ability of random mutation and natural selection to account for the complexity of life. Careful examination of the evidence for Darwinian theory should be encouraged."
(“Somos escépticos con respecto a las pretensiones sobre la capacidad de las mutaciones aleatorias y la selección natural para dar cuenta de la complejidad de la vida. Se debería estimular un cuidadoso examen de la evidencia a favor de la teoría darwinista.”
; la traducción es mía).

Cada firmante de la declaración tiene un Doctorado en alguna disciplina científica o es un médico que además es Profesor de Medicina.

En la sección del sitio titulada About, las razones que motivaron esa iniciativa se explican de la siguiente manera (ofrezco mi traducción del original inglés):

“Durante las décadas recientes, nueva evidencia científica de muchas disciplinas científicas, tales como cosmología, física, biología, investigación sobre "inteligencia artificial" y otras, han impulsado a científicos a comenzar a cuestionar el postulado central del darwinismo -la selección natural- y a estudiar con mayor detalle la evidencia que lo apoya.
Sin embargo los programas de TV, las declaraciones de política educativa y los libros de texto de ciencia han afirmado que la teoría de la evolución de Darwin explica plenamente la complejidad de los seres vivos. Al público se le ha asegurado que toda la evidencia conocida apoya el darwinismo y que prácticamente cada científico del mundo cree que esa teoría es verdadera.
Los científicos de esta lista discuten la primera afirmación y se presentan como vivo testimonio en contradicción con la segunda. Desde que el Discovery Institute lanzó esta lista en 2001, cientos de científicos han dado valientemente un paso al frente para firmarla con sus nombres.
La lista está creciendo e incluye científicos de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, de las Academias Nacionales Rusa, Húngara y Checa, así como de Universidades tales como Yale, Princeton, Stanford, MIT, UC Berkeley, UCLA y otras.
(…)
Hay un disenso científico con respecto al darwinismo. Merece ser escuchado."

La sección del sitio llamada Links da acceso a tres documentos que presentan objeciones científicas muy fuertes contra el darwinismo y contra la forma en que éste es enseñado habitualmente.

viernes, setiembre 12, 2008

Un científico materialista critica a fondo el darwinismo

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Recomiendo la lectura del siguiente artículo del año 1989:
John F. McCarthy, The failure of Darwinism and its fuller implications.

Se trata de una interesante reseña del siguiente libro:
Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis (Adler and Adler: Bethesda, Maryland, 3rd ed. 1986).

Michael Denton, científico no creyente, sostiene en esa obra, con fuertes argumentos científicos, que el darwinismo es una teoría en crisis, a pesar de lo cual él personalmente se aferra a esa teoría. Denton es un darwinista que reconoce honestamente las enormes e insuperables dificultades intelectuales que enfrenta el darwinismo. Su tesis concuerda en líneas generales con las de otros grandes científicos no creyentes como Gould, Crick, Hoyle, etc. Como se recuerda en el artículo citado, Gould llegó a decir que el darwinismo es una teoría muerta y que la ausencia de formas transicionales en el registro fósil es el secreto profesional de la paleontología.

“La tesis central de este libro es que la teoría de la evolución de Darwin no ha sido validada por ningún descubrimiento empírico o avance científico desde su publicación en 1859. Denton logra refutar la evolución darwinista con base en los hechos empíricos tal como son conocidos por los científicos de la naturaleza hoy; sin embargo, por razones emocionales, él no puede abandonar enteramente la teoría. Debido al elemento irracional de esta adhesión, algunos de los juicios históricos que él expresa no tienen fundamento y son contradictorios” (John F. McCarthy).

En definitiva la posición de Denton es incoherente. Él afirma con sólidos fundamentos que el darwinismo es “una afrenta a la razón”, pero mantiene su adhesión al darwinismo para no tener que aceptar la creación de la vida por parte de Dios. El rechazo de la hipótesis de una evolución biológica puramente aleatoria, sin diseño inteligente alguno, debería conducir al reconocimiento de que la evolución supone un diseño inteligente. Denton ataca al darwinismo con argumentos razonables, pero sigue aceptándolo por motivos no razonables. Él afirma que el darwinismo sigue siendo un dogma de la cultura moderna porque satisface una “honda necesidad psicólogica de una explicación completa del origen del mundo”, en una línea naturalista y materialista.

El “dogma darwinista” y los dogmas cristianos no están al mismo nivel. El darwinismo es un dogma falso, sin fundamentos válidos. Los dogmas cristianos tienen fundamentos racionales fidedignos y se basan nada menos que en la Divina Revelación. Las razones que sostienen la credibilidad de la fe cristiana son convincentes. El dogma cristiano no proviene del hombre, sino de Dios. Aceptar la verdad del dogma equivale a aceptar que Dios es Dios, que Su Palabra es la Verdad y la Luz.

No se puede objetar a los cristianos que acepten sólo algunas de las posturas de Denton y rechacen otras. Es obvio que del hecho de que Denton sostenga las proposiciones A y B y que la proposición A sea verdadera, no se deduce lógicamente que también la proposición B es verdadera. San Pablo exhorta a los cristianos a examinarlo todo y quedarse sólo con lo bueno. Aceptar las ideas válidas de un autor y rechazar las otras no es ni absurdo ni hipócrita, sino sólo una señal de discernimiento.

jueves, setiembre 11, 2008

Cristianismo y evolucionismo

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

A través del sitio web SRM - Science and Religion in Media, he tenido acceso al artículo de Mons. Fiorenzo Facchini: Nel dialogo tra fede e scienza. Principali nodi in tema di evoluzione, publicado originalmente en L'Osservatore Romano el día 16/01/2008.

De este interesante artículo extraeré, traduciré y comentaré algunos pasajes que me parecen cuestionables y que a mi juicio requerirían una mayor discusión:

1. “Il darwinismo, nella sua versione moderna, offre una spiegazione che ha una sua validità” (“El darwinismo, en su versión moderna, ofrece una explicación que tiene una validez”).

Sin embargo, lo que está actualmente en discusión en la comunidad científica es precisamente la validez científica de la teoría darwinista, que no puede darse por supuesta. Debe reconocerse al menos que, como teoría científica, el darwinismo es muy singular, dado que:
· carece de verdaderas pruebas empíricas;
· carece de poder de predicción;
· no es falsable, ya que, ocurra lo que ocurra, el darwinista dirá (a posteriori) que eso es lo que tenía que ocurrir en virtud de la selección natural y ofrecerá conjeturas inventadas ad-hoc para intentar justificar lo ocurrido;

2. “Nè la teoria dell'evoluzione né il darwinismo implicano di per sé un'opzione materialista.” (“Ni la teoría de la evolución ni el darwinismo implican de por sí una opción materialista.”)

Concuerdo en que el evolucionismo de por sí no implica el materialismo. Con respecto al darwinismo, la afirmación me parece bastante dudosa. El darwinismo en su versión moderna y standard (el neodarwinismo) parece implicar de por sí una ideología materialista, porque excluye toda espiritualidad y finalidad y afirma que el proceso evolutivo es guiado únicamente por mutaciones genéticas puramente aleatorias y por la selección natural (supervivencia del más apto o mejor adaptado al ambiente). Como el propio Mons. Facchini pone de manifiesto más adelante, para Darwin la diferencia entre hombre y animal es sólo de grado; y la posterior cita de Monod manifiesta claramente una cosmovisión atea. Por supuesto, existen unos pocos darwinistas no materialistas, que intentan combinar el darwinismo y el monoteísmo; no obstante, parece muy difícil conjugar ambas cosas lógicamente, más allá de una mera afirmación verbal.

3. “Dal punto di vista filosofico non si vede l'impossibilità che la vita si sia formata per qualche reazione di ordine fisico-chimico in circostanze favorevoli (…). Se ciò sia di fatto avvenuto o no sta alla scienza approfondirlo.”
(“Desde el punto de vista filosófico no se ve la imposibilidad de que la vida haya sido formada por alguna reacción de orden físico-químico en circunstancias favorables (…). Si esto de hecho ha ocurrido o no corresponde a la ciencia profundizarlo.”)

Al contrario, desde el punto de vista filosófico, no se ve la posibilidad de que la vida haya sido generada espontáneamente por la materia inerte. En el lenguaje del sentido común, la obvia objeción se plantea así: nadie puede dar lo que no tiene. En el lenguaje (más elaborado) de la filosofía tomista, la objeción se plantea de la siguiente manera: todo ente que se mueve es movido por otro; ningún ente puede pasar de la potencia al acto sino a partir de otro ente en acto. Negar esto conduce fácilmente a una absurda noción de auto-causación y puede llegar a justificar una filosofía atea o panteísta, en la cual la materia evolutiva contiene en sí misma su propia razón de ser y de devenir.
Por otra parte, no se debe negar a la filosofía su derecho a analizar la racionalidad de la teoría de la generación espontánea de la vida.

4. “Secondo Rhonheimer (2007) ci troviamo di fronte a "un processo naturale non teleologico, anzi non intenzionale e senza intelligenza, che produce un ordine teleologico pieno di senso e adeguatamente descrivibile soltanto in un linguaggio altrettanto teleologico””
“Según Rhonheimer (2007) nos encontramos frente a “un proceso natural no teleológico, es decir no intencional y sin inteligencia, que produce un orden teleológico pleno de sentido y adecuadamente descriptible solamente en un lenguaje también teleológico””.

Según el principio lógico de tercero excluido, los procesos naturales son teleológicos o no son teleológicos. Aquí Rhonheimer parece sostener una especie de neo-averroísmo o “teoría de la doble verdad”, según la cual la misma afirmación (la evolución biológica es un proceso teleológico) puede ser verdadera desde el punto de vista filosófico o teológico y falsa desde el punto de vista científico.

5. “Il ricorso a una causa esterna non significa confusione di piani (come nella teoria dell'Intellligent Design)…”
“El recurso a una causa externa no significa confusión de planos (como en la teoría del Intelligent Design)…”

La acusación de confusión de planos contra la moderna teoría del Diseño Inteligente (sostenida sobre todo por pensadores y científicos norteamericanos como Johnson, Behe, Dembsky, etc.) no aparece fundamentada aquí. ¿Se basa en que sus defensores usan tanto argumentos científicos como filosóficos? Eso no sería suficiente fundamento, en la medida en que cada argumento sea sostenible en su propio plano. Por ejemplo, no se puede acusar de confusión de planos a Santo Tomás de Aquino porque emplee tanto argumentos teológicos como filosóficos en la “Suma Teológica”. Cuando él filosofa, filosofa bien, y cuando hace teología, también lo hace bien; y eso es lo que importa. Me parece que, análogamente, los modernos partidarios del Diseño Inteligente hacen bien al criticar las fallas del darwinismo en el terreno científico y al proponer otras soluciones racionales al problema de la evolución desde el punto de vista filosófico.

miércoles, setiembre 10, 2008

Un argumento contra el neodarwinismo

El milagro de los monos literatos

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Actualmente la versión más popular de la teoría de la evolución es el neodarwinismo. Éste pretende explicar la evolución biológica con base en dos y sólo dos elementos: las mutaciones genéticas aleatorias y la selección natural. Nótese que en este sistema sólo el primero de estos dos elementos cumple un rol positivo o creativo, generando nuevas variantes biológicas. En cambio, el rol de la selección natural es solamente negativo o destructivo, limitándose a hacer desaparecer las variantes menos aptas. En la visión neodarwinista, pues, la evolución avanza únicamente en función del azar.

Quisiera plantear brevemente una idea que encontré en un libro del filósofo católico Claude Tresmontant, cuyo objetivo es refutar estadísticamente la teoría de que la única causa de la evolución biológica es el azar. Dice Tresmontant que sostener esa teoría es creer en "el milagro de los monos literatos".

Supongamos que un mono inmortal ha sido adiestrado para escribir a máquina. Como no es inteligente, la mayor parte del tiempo escribirá cosas sin ningún sentido. Sin embargo, según el cálculo de probabilidades, después de un período de tiempo suficientemente largo, el mono acabará por escribir, por puro azar, una novela, por ejemplo "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". Pero se plantean dos graves dificultades:

· En primer lugar, la bajísima frecuencia de aciertos. Por cada éxito (o texto inteligible) habría una multitud innumerable de fracasos (textos ininteligibles).

· En segundo lugar, el larguísimo tiempo requerido. Sólo para escribir la primera frase del Quijote nuestro pobre mono necesitaría muchos siglos de intentos fallidos; y para escribir toda la obra precisaría un tiempo inconcebiblemente prolongado.

Una evolución biológica guiada sólo por el azar se parece bastante a la tarea de este mono literato. Cada mutación genética aleatoria se asemeja a la escritura de una letra elegida al azar. La transformación de una especie viable en otra especie viable se asemeja a la escritura completa de una formidable obra literaria. Implica una sucesión enorme de mutaciones y un lapso de tiempo suficientemente largo entre cada par de mutaciones, para permitir el funcionamiento del mecanismo de selección natural.

Ahora bien, si la evolución biológica funcionara de este modo, debería producir una inmensa cantidad de "basura biológica" (con perdón de la expresión; con ella nos referimos a plantas o animales muy defectuosos, no a personas) equivalente a la "basura literaria" que produciría el mono en cuestión. Por cada ser vivo normal debería haber trillones de monstruos: aves sin cabeza, mamíferos de tres o cinco patas, peces con plumas, etc. Pero en realidad no es así. Tanto en el origen de cada especie como en el de cada individuo, la evolución avanza de acierto en acierto, de invención genial en invención genial, como dirigida por la mano maestra de un artista supremo. Cada especie es una maravilla en sí misma, y cada órgano de cada especie, y cada función de cada órgano de cada especie, etc.

De aquí surge una grave objeción contra el neodarwinismo: no existe evidencia empírica de esa enorme producción de “basura biológica”. Para contrarrestar este hecho, habría que suponer que la selección natural actúa con una eficiencia infinita, eliminando perfectamente todo rastro de esa ingente cantidad de “basura”. Esa suposición es muy difícil de hacer, ya que, por definición, la selección natural es un mecanismo muy lento, que requiere a menudo el paso de muchas generaciones para desempeñar su rol destructivo.

Además, si la evolución biológica estuviera dirigida sólo por el azar, habría llevado trillones de años alcanzar un solo resultado coherente (una nueva especie viable), puesto que habría que "escribir" aleatoriamente una sucesión de millones de mutaciones aleatorias magníficamente coordinadas entre sí. Pero el tiempo disponible está acotado, ya que la vida en la Tierra tiene sólo unos pocos miles de millones de años de existencia.

Multiplicar los monos literatos no resuelve el problema. En efecto, cuanto mayor sea la cantidad de monos, menor será el tiempo requerido para escribir por azar una gran obra literaria; pero, a igual tiempo, una mayor cantidad de monos producirá una mayor cantidad de "basura literaria". La multiplicación de los monos resuelve una de las dos objeciones, pero al precio de hacer insoluble la restante objeción.

En conclusión, la evolución biológica no es guiada sólo por el azar, sino que es la ejecución de un diseño inteligente. Es la creación misma, desarrollándose ante nuestros ojos. No es tanto una “evolución creadora”, como decía el gran filósofo Henri Bergson (convertido al catolicismo al final de sus días), cuanto una “creación evolutiva”.

Negar esto implica acumular milagro de mono literato sobre milagro de mono literato, en una sucesión vertiginosa de improbabilidades cada vez más inadmisibles. Aceptarlo significa entrever la sabiduría de la obra creadora de Dios.

Por último, me anticipo a responder dos posibles objeciones:

1. El argumento de Tresmontant es una analogía y toda analogía implica a la vez una semejanza y una desemejanza. Es cierto que en la metáfora del mono literato no está representado el elemento “Selección Natural”, pero justamente esa metáfora está orientada a mostrar cuán pasmosa e improbable sería la tarea que debería desempeñar la selección natural en un esquema neodarwinista.

2. El argumento de Tresmontant no es cuantitativo, sino cualitativo, pero apunta a mostrar que en la teoría neodarwinista los números simplemente "no cierran". Científicos como Fred Hoyle y William Dembski han desarrollado objeciones matemáticas parecidas contra el neodarwinismo. En particular, Dembski ha desarrollado un argumento matemático muy preciso para demostrar que la evolución es el producto de un diseño inteligente.

lunes, setiembre 08, 2008

Cristianismo y neodarwinismo

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Recomiendo la lectura del siguiente artículo, donde se hace una muy buena crítica filosófica al neodarwinismo, en tanto y en cuanto éste niega la existencia de una finalidad en la naturaleza: Cardenal Christoph Schönborn, The Designs of Science, en First Things Magazine (January 2006). El Cardenal Schönborn es Arzobispo de Viena y fue el editor general del Catecismo de la Iglesia Católica.

Evidentemente el cristiano debe rechazar toda forma de evolucionismo que suponga el materialismo, es decir la doctrina atea que niega la existencia de todo lo que sea inmaterial. Por otra parte, en principio no existen dificultades para que el cristiano acepte la noción general de evolución, es decir la idea de que todas las especies proceden unas de otras, a partir de un origen común.

Una cuestión importante que corresponde plantear es si la versión actualmente dominante de la teoría de la evolución (es decir, el neodarwinismo) es compatible o no con la fe cristiana. El neodarwinismo puede ser definido como la teoría que pretende explicar toda la evolución biológica en función de sólo dos factores: mutaciones genéticas puramente aleatorias y selección natural. Esta última es un mecanismo pasivo, que no hace avanzar la evolución, sino que sólo elimina gradualmente las variantes menos aptas.

En este artículo, el Cardenal Schönborn adopta una postura muy cauta ante esa cuestión, al mostrarse dispuesto a aceptar incluso una variante "metafísicamente modesta" del neodarwinismo (es decir, una variante que no implique lógicamente el materialismo), aunque a la vez concede que de hecho casi ninguna de las versiones existentes del neodarwinismo satisface esa condición. Un neodarwinismo “metafísicamente modesto” debería mantenerse abierto a la posibilidad de que Dios (Causa Primera) guíe la evolución biológica a través de las “causas segundas” del azar y la selección natural.

Creo que ante esta hipótesis se podría plantear dos tipos de objeciones:

1. Por una parte, habría que analizar si la noción de “neodarwinismo metafísicamente modesto” es coherente o es auto-contradictoria. En la medida en que el neodarwinismo no sólo prescinde metodológicamente de, sino que niega, la existencia de finalidad en la naturaleza, se encuentra en una oposición radical e ineliminable con la fe cristiana. Todo radica pues en determinar cuál es exactamente el rol explicativo asignado al azar en el neodarwinismo. En general ese rol es absoluto, de modo que excluye totalmente toda noción de una evolución diseñada o guiada por Dios.

2. Por otra parte, creo que es necesario tener en cuenta que hoy no existe un consenso acerca del valor propiamente científico del neodarwinismo. Dentro de la comunidad científica el neodarwinismo enfrenta cuestionamientos muy graves, al punto que muchos grandes científicos, como Denton, Gould, Crick, Hoyle, etc. (que no forman parte de la nueva corriente de pensamiento llamada Intelligent Design o Diseño Inteligente) lo consideran como una teoría insostenible. Más aún, según Karl Popper, el principal epistemólogo del siglo XX, el neodarwinismo sería una teoría pseudo-científica, por no ser “falsable”, vale decir, porque no hay ningún hecho posible o concebible que sus partidarios estén dispuestos a aceptar como refutación de esa teoría.

domingo, setiembre 07, 2008

Creación evolutiva

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

He aquí un ensayo de respuesta a los argumentos que pretenden oponer la evolución cósmica o biológica al diseño inteligente y tachar de absurda la noción de creación evolutiva.

Desde el punto de vista lógico, es claro que no hay contradicción alguna entre evolución y diseño. Es perfectamente concebible un diseño evolutivo. El problema pues, no se encuentra en el orden lógico, sino en el orden psicológico. Los críticos no comprenden por qué Dios habría creado el universo según un plan evolutivo y, al no comprender la finalidad de la creación evolutiva, terminan declarándola absurda.

Es una vana pretensión, típicamente racionalista, pretender comprender la "psicología divina". Los racionalistas y los tomistas (entre los cuales modestamente me incluyo) coincidimos en que “ser” es “ser inteligible”. Los tomistas refieren la necesaria inteligibilidad del ser a la Inteligencia divina. Los racionalistas, arbitrariamente, la refieren a la razón humana, que toma así el lugar de Dios (no es una anécdota irrelevante el hecho histórico de que la Revolución Francesa haya transformado a la Catedral de Notre Dame en un templo de la diosa Razón). Por eso, los racionalistas no aceptan que haya verdades que sobrepasen la capacidad finita de comprensión de la razón humana. El creyente, en cambio, se inclina ante la sobrecogedora e inefable majestad de Dios, el misterio infinito que nos envuelve y nos sostiene en el ser. San Agustín escribió: "Si lo comprendes, no es Dios". Por lo tanto, pese a racionalistas cristianos como Descartes, Leibnitz y otros, el racionalismo contiene un germen oculto de ateísmo.

Sin embargo, “misterio” no es lo absolutamente desconocido. En el lenguaje cristiano, "misterio" es una realidad divina, trascendente y salvífica, que se nos manifiesta de algún modo visible o perceptible. Podemos hablar de Dios con sentido, pese a Su incomprensibilidad última. Por la fe y por la razón, podemos conocer verdaderamente a Dios, aunque no podamos abarcarlo ni agotarlo con nuestro entendimiento finito.

El cristiano puede entonces intentar una respuesta a la pregunta acerca de por qué Dios ha creado el mundo de la forma en que lo hizo, es decir, a través de un larguísimo y complejísimo proceso de evolución cósmica y biológica. A continuación presento un intento de respuesta, bastante fragmentario:

1. Lo primero que hay que decir surge de lo dicho hasta aquí: Dios sabe por qué hace lo que hace. Es preciso confiar en la infinita sabiduría y la infinita bondad de Dios. Aunque en el libro de Job se trata de un problema algo distinto (el problema del mal), esta respuesta es similar a la que el mismo Dios mismo da a los angustiados reproches de Job: ¿Estabas tú allí cuando Yo hice el cielo y la tierra? Job termina comprendiendo lo absurdo que es pretender poner a Dios en el banquillo de los acusados o desconfiar de Él.

2. Por otra parte, cabría decir que la sobreabundancia del don divino es una de las notas características de Dios. Las dimensiones del universo y la cantidad de especies vegetales y animales pueden parecernos exageradas a nosotros, pero, como nos enseña el profeta Isaías, los pensamientos de Dios no son como los pensamientos de los hombres, sino que los superan infinitamente.

3. La afirmación cristiana de que el universo es para el hombre no debe ser interpretada en el sentido de un utilitarismo estrecho. Ella no implica que, para justificar su existencia, cada cosa deba tener una utilidad directa e inmediata para el hombre. Se trata más bien de que en el mundo hay una jerarquía ontológica, dentro de la cual el hombre ocupa la primera posición. El sentido último del universo material es ser el hogar transitorio del hombre, pero en este hogar puede haber "adornos" con una finalidad no utilitarista. Quizás la galaxia Andrómeda no nos servirá nunca de mucho salvo como objeto de conocimiento y de contemplación, pero eso solo podría justificar su existencia a los ojos de Dios. Más aún, aunque hubiera rincones del universo que el hombre no llegue a conocer jamás, Dios mismo los conoce y se complace en ellos. "Dios vio todo lo que había hecho y vio que era muy bueno" (Génesis 1).

4. Además, puede haber cierto grado de necesidad en la existencia de tantos seres vivos diferentes según un plan de creación evolutiva. Por ejemplo, quizás las arañas y las serpientes podrían ser vistas como "subproductos" más o menos necesarios de la creación evolutiva del hombre.

5. Por último, hoy se conoce y se valora positivamente la complejidad enorme de los ecosistemas y la importancia de la biodiversidad. Quizás a nosotros nos pueda parecer que las tortugas galápago (por ejemplo) no son de mucha utilidad para el hombre, pero seguramente están cumpliendo un rol en el sistema ecológico global, aunque ese rol pueda ser tal vez modesto.

lunes, setiembre 01, 2008

Mis primeros cuatro libros de teología están en Internet

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

De febrero a mayo de 2008 publiqué cuatro libros de teología en el sitio web de auto-publicación gratuita Lulu. Se trata de:

· Razones para nuestra esperanza. Escritos de apologética católica.
La tercera edición tiene 188 páginas y una presentación a cargo del Pbro. Dr. Miguel Antonio Barriola, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica. Tiene tres partes: 1) Creo en Dios. 2) Creo en Jesucristo. 3) Creo en la Iglesia. Expone los motivos racionales de credibilidad de la fe católica. El Epílogo contiene un test de conocimientos sobre la doctrina católica.

· Cristianos en el mundo, no del mundo. Escritos de teología moral social y temas conexos.
Tiene 168 páginas y siete partes: 1) Vida humana. 2) Matrimonio y familia. 3) Libertad de educación. 4) Católicos y vida pública. 5) Cristianismo e ideologías. 6) Algunos desafíos éticos actuales. 7) Teología e historia.

· Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio. Exposición de algunos puntos de la doctrina católica.
Tiene 182 páginas y 15 capítulos que tratan diversos temas de Biblia, teología dogmática, moral y liturgia. En el Epílogo se reflexiona sobre la situación religiosa del Uruguay.

· Sintió compasión de ellos. Escritos teológico-pastorales.
Tiene 156 páginas y tres partes: 1) Discusiones en torno a la Conferencia de Aparecida. 2) Aportes al IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo. 3) Otros escritos teológico-pastorales. El Epílogo trata acerca de un tema de teología dogmática: si la Iglesia es “sacramento del mundo”.

Nací en Montevideo (Uruguay) en 1959. Estoy casado y tengo tres hijos. Soy Ingeniero Industrial Opción Electrónica, Magister en Ciencias Religiosas y Bachiller en Sagrada Teología. Además, soy socio fundador de la Obra Social Pablo VI y de la Sección Uruguay de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino y miembro del Instituto Arquidiocesano de Bioética "Juan Pablo II". Fui miembro de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, Encargado de Redacción de la Revista Pastoral Familiar (dependiente de la Conferencia Episcopal del Uruguay), miembro del IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo y conductor del programa Verdades de Fe en Radio María Uruguay. Mi blog personal es Meditaciones Cristianas. Soy co-director del sitio web Fe y Razón y de la revista virtual gratuita Fe y Razón, lugares donde he desarrollado la parte principal de mi apostolado en Internet.

Fe y Razón fue fundado en 1999 por tres católicos uruguayos (Diác. Jorge Novoa, Lic. Néstor Martínez y yo). Es un sitio web de teología y filosofía cuyo propósito es contribuir a la evangelización de la cultura en fidelidad al Magisterio de la Iglesia y difundir la obra de Santo Tomás de Aquino, G. K. Chesterton y otros grandes pensadores cristianos. Entre otras cosas, contiene:

· Secciones de Filosofía, Apologética, Teología, Biblia, Moral, Liturgia, Familia, etc.
· Un Forum, donde los lectores pueden participar expresando ideas, comentarios, críticas, etc.
· La revista virtual gratuita Fe y Razón, con 25 números publicados y más de 600 suscriptores.

Fe y Razón tiene unas 15.000 visitas por mes, fundamentalmente desde casi todos los países de habla hispana. Ocupa el primer lugar entre unas 100.000 páginas web en una búsqueda en Google con las palabras clave "Fe y Razón". En 2003 una encuesta del portal Catholic.net incluyó a Fe y Razón en una lista de los doce portales católicos favoritos del mundo de habla hispana, junto al sitio oficial de la Santa Sede y a prestigiosos portales como el propio Catholic.net, Encuentra.com, etc.

Lulu es el principal mercado en línea de contenido digital. Tiene más de un millón de usuarios registrados y ha publicado más de 300.000 obras de autores de más de 80 países diferentes. Cada semana publica unos 4.000 títulos nuevos.

Mis libros de teología pueden ser comprados o descargados en http://stores.lulu.com/diglesias o en http://stores.lulu.com/feyrazon, en cualquiera de las siguientes dos modalidades:
· como libro impreso (Lulu imprime un ejemplar y lo envía por correo al comprador);
· o como descarga del texto en formato PDF.

Existen accesos directos a mis libros en:
www.lulu.com/content/7796156 - Razones para nuestra esperanza.
www.lulu.com/content/2135878 - Cristianos en el mundo, no del mundo.
www.lulu.com/content/2398541 - Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio.
www.lulu.com/content/2473284 - Sintió compasión de ellos.

Allí se permite ver la tapa, las primeras páginas y el índice de cada libro.