Los principios fundamentales en los cuales se basó la Reforma protestante son dos: sola fide (sola fe) y sola Scriptura (sola Escritura):
· El principio protestante de la sola fe dice que el hombre no es justificado por la fe y las obras (como enseña la Iglesia católica), sino sólo por la fe.
· El principio protestante de la sola Escritura dice que la Divina Revelación no es transmitida por la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición (como enseña la Iglesia católica), sino sólo por la Sagrada Escritura.
Con ejemplos y argumentos tomados del estupendo libro Roma, dulce hogar de Scott y Kimberly Hahn, veremos que muchas doctrinas protestantes contradicen el principio protestante de la sola Escritura. Trataremos siete de estas doctrinas en el orden en que aparecen en esa narración del dramático camino de conversión al catolicismo del pastor y teólogo presbiteriano Scott Hahn y su esposa Kimberly.
1. El bautismo de los niños.
Dentro del protestantismo hay una fuerte corriente (cuyo origen histórico se encuentra en el movimiento anabaptista del siglo XVI) que niega la validez del bautismo de los niños.
A modo de introducción, diremos que Scott Hahn nació y fue criado en un hogar presbiteriano, pero la religión significó poco para él hasta que, durante su juventud, se convirtió gracias al testimonio de la organización protestante Young Life. Luego estudió teología en una universidad protestante, el Grove City College, donde conoció a Kimberly, con quien luego se casó. Escuchemos ahora cómo Scott Hahn llegó a descubrir que la doctrina de la invalidez del bautismo de los niños no es bíblica:
“En la residencia, algunos de mis amigos empezaron a hablar de ser “rebautizados”. Todos estábamos creciendo juntos en la fe y asistíamos a la congregación local. El ministro –un orador fantástico- estaba enseñando que aquellos que fuimos bautizados de niños nunca fuimos verdaderamente bautizados, y mis amigos parecían seguirle en todo cuanto decía. Al día siguiente nos reunimos para acordar la fecha en que nos “sumergiríamos de verdad”. Pero antes yo les di mi opinión:
-¿No creéis que deberíamos estudiar la Biblia nosotros mismos para asegurarnos de que él está en lo cierto?
Parecía que no me escuchaban.
-¿Cuál es el problema con lo que dice el ministro, Scott? Después de todo, ¿te acuerdas de tu Bautismo? ¿De qué les vale el Bautismo a los bebés si aún no pueden creer?
Yo no estaba seguro, pero sabía que la respuesta no era jugar a “seguir al líder” y basar las creencias sólo en sentimientos, como parecían hacer ellos. De modo que les dije:
-No sé lo que haréis vosotros, pero yo voy a estudiar la Biblia detenidamente antes de lanzarme a bautizarme de nuevo.
A la semana siguiente, ellos se “rebautizaron”. Mientras tanto, yo fui a ver a uno de mis profesores de Biblia y le expliqué lo que estaba sucediendo, pero no quiso darme su opinión. En cambio, me instó a que estudiara el tema más a fondo:
-Scott, ¿por qué no tratas el tema del bautismo de los niños en tu trabajo de investigación escrito?
Me vi en un aprieto. Para ser honesto, no quería estudiar el tema tan a fondo, pero supongo que el Señor sabía que necesitaba un pequeño empujón. Así que durante los meses siguientes leí todo lo que pude encontrar al respecto.
Por aquel entonces, ya había leído la Biblia tres o cuatro veces y estaba convencido de que la clave para comprenderla era el concepto de Alianza. Está en cada página y Dios establece una en cada época. Estudiar la Alianza me dejó clara una cuestión: durante dos mil años, desde el tiempo de Abraham hasta la venida de Cristo, Dios había mostrado a su pueblo que quería que los niños estuvieran en alianza con Él. El modo era sencillo: bastaba darles el signo de la alianza.
En el Antiguo Testamento el signo de entrada a la alianza con Dios era la circuncisión. En el Nuevo Testamento, Cristo había sustituido ese signo por el Bautismo. Pero en ningún sitio leí que Cristo dijera que los niños debían ser excluidos de la alianza; de hecho, le encontré diciendo prácticamente lo contrario: “Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque de [los que son como] ellos es el reino de los cielos” (Mt 19, 14).
También hallé a los Apóstoles imitándole. Por ejemplo, en Pentecostés, cuando Pedro acabó su primer sermón, llamó a todos a aceptar a Cristo, entrando en la Nueva Alianza: “Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es esta promesa y para vuestros hijos…” (Hch 2, 38-39).
En otras palabras, Dios quería que los niños estuvieran en alianza con Él y puesto que en el Nuevo Testamento sólo figura el bautismo como signo para entrar en la Nueva Alianza, ¿por qué no debían ser bautizados los niños de los creyentes? No era, pues, de extrañar –como descubrí en mi investigación- que la Iglesia practicase el bautismo de los niños desde que fue instituida.
Mostré a mis amigos los resultados de mi investigación bíblica, pero no quisieron escucharme y mucho menos discutirlo. De hecho, percibí que el solo hecho de que yo estudiara el tema no les había gustado nada.
Ese día hice dos descubrimientos: Por un lado, comprobé que muchos de los llamados “cristianos de la Biblia” prefieren basar sus creencias en sentimientos, sin rezar ni leer detenidamente la Escritura. Por otro lado, descubrí también que la alianza era verdaderamente la clave para comprender toda la Biblia.” (Scott y Kimberly Hahn, Roma, dulce hogar. Nuestro camino al catolicismo, Ediciones Rialp, Madrid 2001, pp. 30-32).
2. La anticoncepción.
En la actualidad todas las denominaciones protestantes admiten la anticoncepción.
Escuchemos el testimonio de Kimberly Hahn al respecto:
“Como protestante, no conocía a nadie que no practicara el control de la natalidad. Había sido orientada e inducida a practicarlo como parte de un comportamiento cristiano razonable y responsable. En los cursos de orientación prematrimonial no nos preguntaban si íbamos a utilizarlo o no, sino qué método pensábamos emplear.” (Ídem, pp. 49-50).
Cuando Kimberly estudió el tema a fondo, descubrió que la doctrina moral protestante sobre la anticoncepción no tiene ningún fundamento válido en la Biblia. Veamos qué sucedió cuando Scott se interesó acerca de ese trabajo académico de su esposa:
“le pregunté qué era eso tan interesante que había descubierto sobre la anticoncepción. Me dijo que hasta 1930 la postura de todas las iglesias respecto a este tema había sido unánime; la anticoncepción era moralmente mala en cualquier circunstancia.
Mi argumento fue:
-Tal vez les llevó todo ese tiempo desprenderse de los últimos vestigios del catolicismo.
Kimberly avanzó un poco más:
-Pero ¿sabes qué razones dan ellos para oponerse al control de la natalidad? Tienen argumentos de más peso de lo que tú crees.
Tuve que admitir que no conocía sus razones. Kimberly me preguntó si estaba dispuesto a leer un libro sobre el tema y me dio El control de la natalidad y la alianza matrimonial, de John Kippley […] Mi especialidad era la teología de la alianza y creía tener todos los libros en los que figuraba la palabra “alianza” en su portada; así que el hecho de descubrir uno que no conocía picó mi curiosidad.
Lo vi y pensé: “¿Editorial Litúrgica? ¡Este tipo es un católico! ¡Un papista! ¿Qué hace plagiando la noción protestante de la alianza?” Sentí aún más curiosidad por saber lo que decía. Me senté a leer el libro y, al cabo de un rato, empecé a pensar: “Algo está mal aquí. No puede ser… ¡Lo que dice este hombre es muy sensato!” Estaba demostrando cómo el matrimonio no es un mero contrato que implica un intercambio de bienes y servicios. El matrimonio es una alianza que lleva consigo una interrelación de personas. La tesis principal de Kippley era que toda alianza tiene un acto por el cual se lleva a cabo y se renueva; y que el acto sexual de los cónyuges es un acto de alianza. Cuando la alianza matrimonial se renueva, Dios la utiliza para dar vida. Renovar la alianza matrimonial y usar anticonceptivos equivalía a recibir la Eucaristía para luego escupirla en el suelo. […]
Comencé a comprender que cada vez que Kimberley y yo realizábamos el acto conyugal, realizábamos algo sagrado; y que cada vez que frustrábamos con los anticonceptivos el poder de dar vida del amor, hacíamos una profanación […]
La Iglesia católica romana era la única iglesia cristiana en todo el mundo que tenía el valor y la integridad para enseñar esta verdad tan impopular. Yo no sabía qué pensar, así que recurrí a un viejo dicho de familia: “Hasta un cerdo ciego puede encontrar una bellota”. Es decir, después de dos mil años, hasta la Iglesia católica por fin daba en el clavo en algo.
Católica o no, era verdad; así que Kimberley y yo nos deshicimos de los anticonceptivos que estábamos usando y empezamos a confiar en el Señor de un modo nuevo en lo que concernía a nuestro proyecto familiar.” (Ídem, pp. 42-44).
3. “Sola fe”.
Tiempo después, Scott Hahn realizó otro importante descubrimiento:
“descubrí que en ningún lugar enseñó San Pablo que nos salvamos sólo por la fe. El “por la sola fe” (sola fide) no estaba en la Escritura. […]
Para muchos, este hecho no parecería capaz de provocar una gran crisis, pero para alguien empapado de protestantismo y convencido de que el cristianismo dependía de la doctrina de sólo por la fe (sola fide), esto significaba que el mundo se venía abajo.
Recordaba lo que uno de mis teólogos favoritos, el Dr. Gerstner, había dicho una vez en clase: que si los protestantes estaban errados en lo de sola fide y la Iglesia católica tenía razón al sostener que nos salvamos por la fe y las obras, “yo estaría mañana mismo de rodillas delante del Vaticano para hacer penitencia”. […]
En efecto, toda la Reforma protestante nacía de esa diferencia. Lutero y Calvino habían afirmado frecuentemente que éste era el artículo sobre el cual la Iglesia de Roma se levantaba o se caía; para ellos, ése era el motivo por el cual la Iglesia católica había caído y el protestantismo se levantó de sus cenizas. Sola fide fue el principio esencial de la Reforma y yo estaba llegando ahora al convencimiento de que San Pablo nunca lo enseñó.
En la Carta de Santiago 2, 24, la Biblia enseña que “el hombre se justifica por las obras, y no sólo por la fe”. Además, San Pablo dice en I Corintios 13, 2: “Aunque tenga una fe capaz de mover montañas, si no tengo caridad, no soy nada”.
Para mí supuso una transformación traumática tener que reconocer que en este punto Lutero estaba fundamentalmente equivocado.” (Ídem, pp. 46-48).
Acerca de este punto, Kimberley añade lo siguiente:
“Poco a poco llegamos a convencernos de que Martín Lutero había dejado que sus convicciones teológicas personales contradijeran la propia Biblia, a la cual supuestamente había decidido obedecer en lugar de a la Iglesia católica. Él había declarado que la persona no se justifica por la fe obrando en el amor, sino sólo por la fe. Llegó incluso a añadir la palabra “solamente” después de la palabra “justificado” en su traducción alemana de Romanos 3, 28 y llamó a la Carta de Santiago “epístola falsificada” porque Santiago dice explícitamente: “Veis que por las obras se justifica el hombre y no sólo por la fe”.
De nuevo, y por mucho que nos extrañara, la Iglesia católica tenía razón en un punto fundamental de la doctrina” (Ídem, p. 57).
4. La Eucaristía.
Acerca del sacramento de la Eucaristía, Martín Lutero rechazó el dogma católico de la transubstanciación y enseñó la doctrina de la consubstianciación. No obstante, la mayoría de los protestantes actuales niega la presencia real de Cristo en la Eucaristía, contradiciendo la enseñanza explícita de la Biblia.
Veamos qué sucedió cuando el pastor Scott Hahn estudió a fondo el discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm sobre el pan de vida:
“me habían contratado como formador a tiempo parcial en el seminario presbiteriano local. El tema de mi primera clase era el Evangelio de San Juan, sobre el cual estaba predicando también una serie de sermones en la iglesia. […] Cuando llegué al capítulo sexto en mi preparación tuve que dedicar semanas de cuidadosa investigación a los siguientes versículos (Jn 6, 52-68): […]
Inmediatamente empecé a cuestionar lo que mis profesores me habían enseñado, y lo que yo mismo estaba predicando a mi congregación, acerca de la Eucaristía como un mero símbolo –un profundo símbolo, es cierto, pero sólo un símbolo-. Después de mucha oración y mucho estudio, vine a darme cuenta de que Jesús no podía hablar simbólicamente cuando nos invitó a comer su carne y beber su sangre; los judíos que le escuchaban no se hubieran ofendido ni escandalizado por un mero símbolo. Además, si ellos hubieran malinterpretado a Jesús tomando sus palabras de forma literal –mientras Él sólo hablaba en sentido metafórico-, le hubiera sido fácil al Señor aclarar ese punto. De hecho, ya que muchos de sus discípulos dejaron de seguirle por causa de esta enseñanza (vers. 60), Jesús hubiera estado moralmente obligado a explicar que sólo hablaba simbólicamente.
Pero Él no lo dijo. Y ningún cristiano, a lo largo de más de mil años, negó la Presencia real de Cristo en la Eucaristía. Eso estaba bien claro.
Así que hice lo que cualquier pastor o profesor de seminario hubiera hecho si quería conservar su trabajo: terminé lo antes que pude mis sermones sobre el Evangelio de San Juan al final del capítulo cinco y prácticamente me salté el seis en mis clases.” (Ídem, pp. 65-66).
5. “Sola Escritura”.
Tiempo después, un alumno hizo al profesor Scott Hahn una pregunta embarazosa que él nunca había escuchado: ¿dónde enseña la Biblia que la Escritura es nuestra única autoridad en materia de fe? Scott dio una respuesta débil que no dejó satisfecho al alumno y luego cambió de tema. Veamos lo que sucedió luego:
“Mientras volvía a casa aquella noche, miré las estrellas y murmuré: “Señor, ¿qué está pasando? ¿Dónde enseña la Escritura sola Scriptura?”
Eran dos las columnas sobre las que sus protestantes basaban su revolución contra Roma. Una ya había caído y la otra se estaba tambaleando. Sentí miedo.
Estudié durante toda la semana sin llegar a ninguna conclusión. Llamé incluso a varios amigos, pero no hice ningún progreso. Finalmente hablé con dos de los mejores teólogos de América y también con algunos de mis ex profesores. Todos aquellos a los que consultaba se sorprendían de que yo les hiciera esa pregunta y se sentían aún más trastornados cuando yo no quedaba satisfecho con sus respuestas. A un profesor le dije:
-Tal vez sufro de amnesia, pero he olvidado las simples razones por las que los protestantes creemos que la Biblia es nuestra única autoridad.
-Scott, qué pregunta tan tonta.
-Pues déme una respuesta tonta.
-Scott –replicó-, en realidad tú no puedes demostrar la doctrina de sola scriptura con la Escritura. La Biblia no enseña explícitamente que ella sea la única autoridad para los cristianos. En otras palabras, Scott, sola scriptura es en esencia la creencia histórica de los reformadores, frente a la pretensión católica de que la autoridad está en la Escritura y, además, en la Iglesia y la Tradición. Para nosotros, por tanto, ésta es sólo una presuposición teológica, nuestro punto de partida, más que una conclusión demostrada. […]
-Scott, mira lo que enseña la Iglesia católica. Es obvio que la Tradición está equivocada.
-Obviamente está equivocada –asentí-. Pero ¿dónde se condena el concepto de Tradición? Y por otro lado, ¿qué quiso decir Pablo cuando pedía a los Tesalonicenses que se ajustaran a la Tradición tanto escrita como oral? –seguí presionando-. ¿No es irónico? Nosotros insistimos en que los cristianos sólo pueden creer lo que la Biblia enseña; pero la propia Biblia no enseña que ella sea nuestra única autoridad.” (Ídem, pp. 69-70).
6. El canon de la Biblia.
Durante su investigación acerca del principio de sola Scriptura, Scott Hahn percibió otras dos gravísimas debilidades de la doctrina protestante: se trata del problema del canon de la Biblia y del problema de la interpretación auténtica de la Biblia. Los consideraremos en ese orden.
El principio protestante de sola Scriptura no está en la Escritura, pero podría haberlo estado si Dios lo hubiera querido así. El problema del canon bíblico, en cambio, es metafísicamente insoluble desde el punto de vista protestante.
Citaremos a continuación parte del diálogo de Scott Hahn con uno de los teólogos protestantes que consultó en su intento de resolver sus dudas:
“Un día me invitó a ir con él a un encuentro con uno de nuestros más brillantes maestros, el doctor John Gerstner, un teólogo calvinista formado en Harvard y de fuertes convicciones anti-católicas. […]
-¿cómo podemos estar seguros de que los veintisiete libros del Nuevo Testamento son en sí mismos la infalible palabra de Dios si fueron falibles Papas y falibles concilios los que nos dieron la lista?
Nunca olvidaré su respuesta:
-Scott, eso sencillamente significa que todo lo que podemos tener es una falible colección de documentos infalibles.
-¿Es eso realmente lo mejor que el cristianismo protestante histórico puede aportar?
-Sí, Scott, todo lo que podemos hacer son juicios probables basados en la evidencia histórica. No tenemos ninguna otra autoridad infalible más que la Escritura.
-Pero, doctor Gerstner, ¿cómo puedo yo saber que realmente es la palabra de Dios infalible la que estoy leyendo cuando abro a Mateo o a Romanos o a Gálatas?
-Como te he dicho, Scott, todo lo que tenemos es una colección falible de documentos infalibles.
De nuevo me sentí muy disconforme con sus respuestas, a pesar de que sabía que él estaba presentando con toda honestidad las tesis protestantes. Mi única respuesta fue:
-Entonces, si las cosas son así, doctor Gerstner, creo que debemos tener la Biblia y la Iglesia. ¡O las dos o ninguna!” (Ídem, pp. 86 y 92).
La simple evidencia histórica es incapaz por sí misma de garantizar la verdad de una doctrina de fe sobrenatural: que determinados escritos transmiten sin error la Palabra de Dios revelada por Cristo.
7. El “libre examen” de la Biblia.
Según la doctrina católica, el cristiano debe interpretar la Biblia en sintonía con la Tradición de la Iglesia y bajo la guía de su Magisterio.
Según la doctrina protestante, cada cristiano debe interpretar la Biblia contando para ello con la asistencia del Espíritu Santo. Ésta es la doctrina conocida como “libre examen”.
Veamos ahora otra parte del diálogo de Scott Hahn con el Dr. John Gerstner, a quien Scott estaba consultando (como último recurso) en busca de ayuda para resolver sus serias dudas teológicas:
“-Scott, si estás de acuerdo en que ahora poseemos la inspirada e inerrante Palabra de Dios en la Escritura, ¿qué más necesitamos entonces?
Le contesté:
-[…] Desde la época de la Reforma, han ido surgiendo más de veinticinco mil diferentes denominaciones protestantes y los expertos dicen que en la actualidad nacen cinco nuevas a la semana. Cada una de ellas asegura seguir al Espíritu Santo y el pleno sentido de la Escritura. Dios sabe que necesitamos mucho más que eso.
Lo que quiero decir, doctor Gerstner, es que cuando los fundadores de nuestra nación nos dieron la Constitución, no se contentaron sólo con eso. ¿Se imagina lo que tendríamos hoy si lo único que nos hubieran dejado fuera un documento, por muy bueno que sea, junto con la recomendación “Que el espíritu de George Washington guíe a cada ciudadano”? Tendríamos una anarquía, que es precisamente lo que los protestantes tenemos en lo que se refiere a la unidad de la Iglesia… En lugar de eso, nuestros padres fundadores nos dieron algo más que la Constitución; nos dieron un gobierno formado por un presidente, un congreso y una corte suprema, todos ellos necesarios para aplicar e interpretar la Constitución. Y si eso es necesario para gobernar un país como el nuestro, ¿qué será necesario para gobernar una Iglesia que abarca el mundo entero?
Por eso, doctor Gerstner, yo estoy empezando a creer que Cristo no nos dejó sólo con su Espíritu y un libro. Es más, en ninguna parte del Evangelio dice nada a los apóstoles acerca de escribir y apenas la mitad de ellos escribieron libros que fueran incluidos en el Nuevo Testamento. Lo que Cristo sí le dijo a Pedro fue: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Por eso me parece más lógico que Jesús nos haya dejado su Iglesia, constituida por el Papa, los obispos y los Concilios, todos ellos necesarios para aplicar e interpretar la Escritura.” (Ídem, pp. 89-90).
Scott Hahn fue recibido en la Iglesia católica en la Vigilia Pascual de 1986.
Kimberly Hahn fue recibida en la Iglesia católica en la Vigilia Pascual de 1990.
sábado, agosto 26, 2006
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8 comentarios:
Articulo muy bueno y esclarecedor para la apologetica catolica. Dios y Maria Santisima los bendigan.
Hola:
Espero que este comentario te llegue, ya que el post es antiguo pero bueno ahi va.
Soy un joven Cristiano que te escribe desde Chile y que tiene convicción de la Reforma.
Me gustaría compartir algunos puntos que tú criticas para poder tal vez aclarar ciertos mal entendidos.
Sabemos que las grandes disputas que hay entre Romanos y Protestantes son muchas veces mal entendidos.
Bueno voy al asunto mismo.
1.- Bautismo de niños:
Primero en ningún lugar de las Escrituras se dice que hay que bautizar a los niños, como así tampoco dice que no hay que bautizarlos.
Esa porción de las Escrituras donde El Señor dice "dejad que los niños vengan a mi," dice que los bendecía, no los bautizaba.
Ahora la controversia esta en que Cristo en la comisión final dada a la Iglesia es predicar el Evangelio a toda criatura y el que crea y sea bautizado será salvo.
Como sabemos los bebes no pueden confesar con sus labios a Cristo como Señor y Salvador.
Por lo demás no es malo bautizar a los niños, pero me parece poco correcto.
El trozo que tu nombras del libro de Hechos, la promesa a la que se refiere Pedro no es el bautismo, sino la profecía dada a Joel, que Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne, incluidos los jovenes y niños, no el bautismo.
Si estuvieras en el desierto y una persona acepta que necesita de Cristo, es hecha hijo de Dios, sino hay agua ¿donde queda la promesa? ¿Donde descansa la promesa, en Dios o en el agua?
2.- La anticoncepción.
Creo que ese tema queda a conciencia de cada uno delante de Dios.
Creo que hay métodos y métodos.
Sin embargo estoy de acuerdo con que es un acto sagrado pero no solo para dar vida, sino para el placer de la pareja, para intimar.
3.- Sola Fe.
Cuando Lutero dijo que Solo la Fe salva, no se refiere a una Fe infructífera.
La Fe es el vehiculo de salvación.
Por lo demás te dejo algunos versículos para que leas.
Efesios 2:8-9 "Por gracia sois salvos por medio de la Fe, no por obras para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras...
Romanos 1:17 "pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por Fe y para Fe, como esta escrito: "Mas el justo por la Fe, vivirá" Habakuk 2:4.
Lee el capitulo 11 entero de Hebreos.
La Fe produce obras dignas, porque tienen el propósito de agradar a nuestro Señor.
Te imaginas si una persona se mete a una empresa y comienza a trabajar y luego de la jornada va a pedir su remuneración. El dueño de la empresa le va a decir que no esta contratado y no hay paga.
Para que nuestras obras sean aceptadas, debemos ser aceptados nosotros como hijos de Dios, sino solo somos hijos de ira, Efesios 2:3.
4.- La Eucaristía.
Este punto creo que toca las profundidades del misterio.
Creo con todo mi corazón y con la Palabra de Dios que Cristo habita en la Iglesia, y no me refiero al edificio.
Cuando Cristo hablo que El era verdadera bebida y verdadera comida, era para darles una lección a aquellos que buscaban a Cristo solo por los panes y los peces que El les daba. Juan 6:55 en adelante.
Ahora es indudable que la cena del Señor es un misterio en el sentido de la comunión a través de un símbolo o de un ritual externo, que apunta a algo superior que es el sacrificio de Cristo por los suyos.
En Hebreos dice que Cristo se entrego de una vez y para siempre, Hebreos 7:27.
Cristo no puede ser sacrificado una y otra vez, además El dijo haced esto en memoria de Mi.
5.- Sola Escritura.
¿Donde dice la Biblia que ella es nuestra única autoridad en materia de Fe?
Primero, cuando Jesucristo vino a este mundo a cumplir Su ministerio lo hizo para cumplir la Palabra del Padre y no la tradición de la época.
Veamos que dice la Biblia:
2 Timoteo 3:16 "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La Escritura no puede ser quebrantada además dice El Señor.
La tradición es útil y nos sirve de instrucción, pero no puede tener autoridad por sobre la Palabra.
La carta de Judas vers. 3 dice que la fe ha sido dada una vez a los santos.
6.- Canon de la Biblia.
Con respecto al canon de la Biblia, esto es una mala fama de que la Biblia que usan los protestantes es diferente a la de Roma.
La verdad de esto es que es la misma solo que hay menos libros que se agregaron posteriormente y que muchos no son considerados ni siquiera por las comunidades judías.
Esto es debido a que hay partes de estos libros Deuterocanonicos que contradicen hechos Bíblicos de otros libros y también hechos históricos.
7.- "Libre examen" de la Biblia.
Lo que me da mucha lastima es que este hermano Scott haya recibido tan mala asistencia.
Ahora hay que decir algo que es una realidad y es que no hay iglesias perfectas porque la iglesia esta hecha por pecadores que recibieron gracia inmerecida.
Roma también ha cometido muchos errores que les ha costado mucho asumir, contradicciones entre papas, cambio de dogmas, creación de dogmas extrabiblicos, etc.
Hay una verdad, que solo existe una sola correcta interpretación de las Escrituras, pueden haber muchas aplicaciones e intenciones del texto pero Dios solo tiene un solo y especifico significado con Su Palabra.
Puede que este equivocado yo o tu, pero hay una sola verdad, no podemos los dos estar en lo cierto.
Sin embargo hay algo que une a todas las denominaciones Cristianas que solo Cristo es nuestro Salvador, Señor y Mediador, nadie mas.
Ahora cuando estemos delante de Dios nos exigirá rectitud y perfección.
¿Eres perfecto? ¿Has guardado todos Sus mandamientos? Espero que seas sincero.
Solo Cristo es la propiciación por nuestros pecados, el nos da Vida Eterna, ahora, porque sus ovejas oyen su voz y lo siguen y les da vida eterna, no los sacramentos, no el agua, El se hizo maldito por nosotros, siendo nosotros malditos por naturaleza, porque cada uno de nuestros pecados es un acto de traición contra nuestro Creador.
La Salvación le pertenece al Señor.
Amén.
P.D: Espero que me entiendas mi escrito.
Estimado Carlos:
Muchas gracias por tu comentario.
Como es bastante largo y no tengo mucho tiempo disponible, te contestaré por etapas. En primer lugar veamos lo del bautismo de los niños.
El artículo habla del bautismo de los niños en relación con el principio protestante de "sola Escritura". Tú mismo admites que en ningún lugar de las Escrituras se dice que no hay que bautizar a los niños.
Sin embargo, en función de algunos argumentos no concluyentes, y que no toman siquiera en cuenta el fuerte argumento de Scott, opinas que bautizar a los niños no es malo, pero es poco correcto. La pregunta obvia es, ¿con qué autoridad lo dices, si la única autoridad es la Escritura y la Escritura no dice nada al respecto? ¿Cuáles protestantes están en lo cierto: los que bautizan a los niños o los que no los bautizan?
Pero además, la cuestión decisiva no es si el bautismo de los niños es correcto o no, sino si es válido o no, si es un verdadero bautismo o no.
Por otra parte, si Dios quiere que todos los hombres se salven y la vía para la salvación es la fe y el bautismo, ¿excluirá Él de la salvación a los niños que mueren antes del bautismo?
Si Dios quiere, más adelante responderé tus otros puntos.
Un saludo fraternal en Cristo de
Daniel Iglesias
Fe de errata:
Al final, donde dice "antes del bautismo", quise decir "antes de la edad adulta".
Saludos
Daniel
dejad a los niños venid a mi y no se los impidais, porque de los tales es el reino de los cielos..en ellos no hay maldad ni pecado...el bautismo es simbolico, en señal de que nos arrepentimos de nuestros pecado Mateo 3...en fin..lo importante es seguir a Jesucristo...buscad primeramente el reino de Dios y lo demas vendra por añadidura...todo esta dicho ahi en resumidas cuentas....y yo hay algo que tambien creo, no son por las obras , para que nadie se glorie, y delante de Dios todos somos iguales, hasta el lo dijo,(JESUCRISTO) no es el siervo mas que su señor y viceversa Mt.10-25,la tradicion venia desde moises...pero con Nuetro señor jesucristo existe un nuevo pacto...
Estimado Jael: el bautismo no es un mero símbolo, sino un sacramento, es decir un signo eficaz, que realiza lo que significa. Por lo tanto, no se trata de un mero símbolo de que nos hemos arrepentido de nuestros pecados, sino que por el bautismo obtenemos el perdón de los pecados de parte de Dios.
Por otra parte, la Escritura dice más de una vez que Dios juzgará a cada uno según sus obras. Puedes buscar tú mismo la cita. Algo similar enseña Jesús en Mateo 25, en la parábola del juicio final.
Un saludo fraternal de
Daniel
Tomaré como ejemplo las dos mismas citas que usted coloca en su defensa por el bautismo infantil...
“Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque de [los que son como] ellos es el reino de los cielos” (Mt 19, 14).
EL PRIMER EJEMPLO DE CITA BÍBLICA QUE USTED DA, ESTÁ TOTALMENTE DESCONTEXTUALIZADO DEL TEMA AL CUAL USTED SE REFIERE Y A ESTO SE LE LLAMA EISÉGESIS U OBLIGAR QUE EL TEXTO DIGA LO QUE YO QUIERO, CUANDO SU MARCO REFERENCIAL PRETEXTUAL Y CONTEXTUAL NO TIENE QUE VER CON EL TEMA QUE USTED ESTÁ TRATANDO.
EL SEÑOR EN EL VERSÍCULO QUE ANTECEDE DEJA VER EN EL TEXTO BÍBLICO, QUE ESTÁ IMPONIENDO SUS MANOS SOBRE ELLOS Y ESTÁ ORANDO POR ELLOS Y BENDICIENDOLOS...ES CUANDO LOS DISCÍPULOS QUIEREN IMPEDIR (Y AÚN LES REGAÑAN - VER REPRENDER - ) QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A JESÚS, PERO ÉL LOS DETIENE AFIRMANDO SU AMOR POR LOS MÁS PEQUEÑOS... ÉL JAMÁS LES ESTÁ BAUTIZANDO O ALGO POR EL ESTILO...INCLUSO EN LOS EVANGELIOS QUE HABLAN DEL MISMO TEMA, EN TODOS SE PUEDE VER LA MISMA SITUACIÓN Y NO HAY CONFUSIÓN ALGUNA AL RESPECTO ( VER: Mr. 10. 13 - 16 y Lc. 18. 15 - 17)
y para terminar cito el segundo texto al cual usted hace referencia:
".. También hallé a los Apóstoles imitándole. Por ejemplo, en Pentecostés, cuando Pedro acabó su primer sermón, llamó a todos a aceptar a Cristo, entrando en la Nueva Alianza: “Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es esta promesa y para vuestros hijos…” (Hch 2, 38-39)."
EMPECEMOS CON LO PRIMERO QUE DICE: "Arrepentíos y Bautizaos..."
Como usted y el que esté leyendo podemos saber.. a un niño o infante recién nacido o de días, no se le puede pedir que se arrepienta de algo...
es más para seguir los vínculos con el catolicismo... ¿cómo podría entonces confesarse un niño recién nacido ante un cura o padre, para que ñluego procediera a bautizarse? entonces ustedes están cometiendo dos grandes errores bautizan a niños sin antes hacer el verdadero mandamiento y es que deben procurar su arrepentimiento...(¿cómo??) y segundo bautizan a personas que la misma escritura dice, deben presentarse en un VOLUNTARIO ARREPENTIMIENTO INICIALMENTE.. en donde está el volunbtario arrepentimiento en un infante, si ni entiende lo que es eso, si no reconoce el mundo en su totalidad poara discernir el bien y el mal que le rodea y le rodeará y si es llevado POR LA VOLUNTAD Y LA TRADICIÓN DE SUS PADRES Y NO POR SU PROPIA VOLUNTAD??? perdón... en donde se dice que el bautismo es una obligación...es al contrario una exhortación al arrepentimiento y al uso de nuevas costumbres, obras y vida de santidad!! si no revise a juan bautista... ÉL EXHORTA, PERO YO NO LO VEO BAUTIZANDO NIÑOS Y MUCHO MENOS CASI-AHOGANDO U OBLIGANDO A LA GENTE A METERSE EN LAS AGUAS!!!
ÉL QUE ERA REDARGÜIDO..ESE!!! HIBA A LAS AGUAS!!! Y USTEDES ESTÁN IMPIDIENDO LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO QUE EN UNA DE SUS CARACTERÍSTICAS ES REDARGÜIR DE PECADO!!! Y HACEN QUE LA GENTE LA MISMA GENTE DE USTEDES NO VIVA UN VERDADERO CRISTIANISMO SI NO UN REQUISITISMO RELIGIOSO SIN PESO NI RELACIÓN FUERTE!!!
" cUANDO la biblia DICE QUE... "PARA vosotros es esta promesa y para vuestros hijos..." POR FAVOR HAY QUE SABER LEER, PARA ESTO SE NECESITA DE TANTA TEOLOGÍA, SOLO DE REGLAS GRAMATICALES SIMPLES...
DE QUE ESTÁ HABLANDO EL DISCÍPULO... ¿DEL BAUTISMO O DE LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO?
NO DEL BAUTISMO... PERO SÍ DE LA PROMESA..EN EL MISMO TEXTO LO DICE...POR TANTO AUNQUE LA PROMESA SEGÚN EL TEXTO Y PARA NO SALIRME DEL CONTEXTO, TIENE QUE VER CON EL PASO DE BAUTISMO, TAN SOLO SE REFIERE A LOSADULTOS LO QUE ESTÁ DICIENDO Y LES EXHORTA QUE ESTAS PROMESAS LAS DISFRUTARÁN TAMBIÉN SUS HIJOS, SUS FAMILIAS NUCLEARES... ES DECIR , EXHORTA A LOS ADULTOS A ARREPENTIRSE PARA QUE SUS HIJOS VEAN EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU SANTO EN ELLOS Y EN SUS PROPIAS VIDAS! Y LES RECUERDA QUE ESTA PROMESA NO TIENE NINGUNA RESTRICCIÓN NI A PADRES NI A HIJOS... ESTO SIGNIFICA QUE SUS HIJOS CUANDO ESTÉN EN EDAD Y EN USO DE RAZÓN Y DE CONCIENCIA PARA TOMAR UNA DECISIÓN COMO LA DEL BAUTISMO QUE SE LES ESTÁ HABLANDO A LOS ADULTOS, ENTONCES PROCEDERAN AL BAUTISMO Y LES SERÁ DADA LA PROMESA TAMBIÉN!!!
Nota: Amo a Los Católicos y amo a los protestantes, pero cuando nos dejamos ganar mas por tradiciones tanto católicas y/o protestantes que desde hace rato se debieron corregir, ante la Palabra viva de Dios, me da coraje que seamos tan necios y no hagamos nada al respecto... Hay muchas otras enseñanzas que por tradición (Desde la misma Tradición Oral) son correctas y doctrinalmente claras y verdaderas...pero hay otras fruto de conquistas a naciones que debían ser llevadas al catolicismo rápidamente para oficializar la religión, ante el dominio del clero y los poderes políticos... hay que ver la historia y repasarla para saber los verdaderos orígenes y "live motivs" de algunas... "TRADICIONES"
Mil Gracias por su atención y respeto también.
DAVID P.
LIC. EN TEOLOGÍA
Estimado David:
La Sagrada Escritura no dice que hay que bautizar a los niños pero tampoco dice que no hay que bautizarlos. En este caso (como en tantos otros) se advierte las serias limitaciones (o incluso cercenamientos) en que incurre quien se adhiere al principio de la "sola Escritura".
Los protestantes se adhieren a ese principio de Lutero, pero hay protestantes que bautizan a los niños y protestantes que no los bautizan (como los anabaptistas). El mismo principio, unido al rechazo de la Sagrada Tradición y del Magisterio de la Iglesia, conduce a dos resultados contrarios. Conduce, en definitiva, a la arbitrariedad de las interpretaciones puramente personales o grupales, sin garantía alguna de verdad.
El Magisterio de la Iglesia Católica, con la autoridad que le fue otorgada por Cristo para interpretar fielmente la Sagrada Escritura, es el único que puede resolver este dilema que sufren los cristianos protestantes.
En este caso, el Magisterio interpreta la Escritura en el contexto de la praxis tradicional y permanente de la Iglesia de bautizar a los niños pequeños, para introducirlos en el pueblo de la Nueva Alianza. El bautismo y la promesa del Espíritu Santo no son dos cosas separadas. El don del Espíritu Santo se recibe por el Bautismo. El arrepentimiento se requiere cuando hay pecados personales, lo cual no es el caso de los niños muy pequeños.
¡Paz y Bien!
Daniel Iglesias
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