Te pedimos, Dios Padre nuestro, que nos des magnanimidad y generosidad.
Es verdad, Tú nos has hecho generosos cuando hemos decidido seguirte;
has renovado nuestra generosidad cuando nos hemos encontrado
en situaciones difíciles o en momentos de amargura.
Queremos pedirte que nos hagas aún el don de esta generosidad.
Lo que estás preparando para nuestro futuro ciertamente no es menos
de cuanto nos has dado en el pasado.
Ante Ti todo está siempre abierto y nosotros deseamos ofrecerte de nuevo
nuestra voluntad y nuestra libertad.
Quisiéramos que esta libertad fuese completamente para Ti.
Aléjanos, te lo rogamos, de todo pecado, de toda forma de pereza,
de todo lo que obstaculiza el ofrecimiento de nuestra entera voluntad.
Que tu Majestad divina disponga de mí y de todo cuanto poseo,
según tu santísima voluntad.
Éste es mi deseo y espero que tu gracia quiera cumplirlo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Cardenal Carlo Maria Martini,
Vivir con la Biblia. Meditar con los protagonistas de la Biblia guiados por un experto.
Editorial Planeta, Buenos Aires 1998, p. 98.
lunes, agosto 08, 2005
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