sábado, octubre 22, 2005

Los uruguayos y el alma

El día 3/03/2001 la empresa Factum publicó en "El Observador" los resultados de una encuesta nacional sobre las creencias de los uruguayos acerca de la existencia y la inmortalidad del alma humana.

La primera de las dos preguntas planteadas a los encuestados fue la siguiente: "Independientemente del cuerpo y de la mente, ¿usted diría que los seres humanos tenemos alma o no tenemos alma?" Dejando de lado su cuestionable prólogo, esta pregunta es suficientemente clara. Según los resultados publicados, el 84% respondió afirmativamente ("tenemos alma"), el 25% negativamente ("no tenemos alma") y el 4% expresó sus dudas al respecto ("no sabe"). Estos tres porcentajes suman 113%, por lo cual al menos uno de ellos debe ser erróneo. El encabezado y otros resultados publicados sugieren que el dato del 84% es correcto, pero la gráfica correspondiente sugiere lo contrario. Al lector no le es posible resolver este problema.

La segunda pregunta de Factum fue la siguiente: "¿Usted cree que el alma es inmortal, que sobrevive luego de la muerte del cuerpo?" La pregunta es bastante clara, pero su estructura dual parece haber confundido a muchos encuestados. Creer en la inmortalidad del alma equivale a creer en su supervivencia después de la muerte. Sin embargo, las respuestas a las dos partes de esta pregunta, que fueron computadas por separado, son notablemente diferentes. A favor de la inmortalidad del alma se pronunció el 55%, mientras que sólo un 29% se pronunció a favor de la vida después de la muerte.

Los resultados de la segunda parte de la segunda pregunta muestran que buena parte de los uruguayos son muy amigos de la ambigüedad y poco amigos de la lógica. En rigor sólo caben tres respuestas posibles: "Sí", "No" o "No sé". Pues bien, un 29% optó por la respuesta afirmativa ("hay otra vida"), otro 29% optó por la respuesta negativa ("no hay nada; la muerte es el fin de todo") y un 8% manifestó sus dudas ("no sabe"); pero, contrariando el principio lógico de tercero excluido, aparece una cuarta alternativa que reúne nada menos que el 34% de las respuestas: "Hay algo (no sabe qué)". Esta cuarta respuesta es una obra maestra de vaguedad, ya que puede ser interpretada en cualquier sentido (como un "Sí", un "No" o un "No sé").

Si a todo esto le agregamos las contradicciones (subrayadas acertadamente por Factum) entre estas respuestas y la autodefinición religiosa de los encuestados, parece ineludible concluir que por desgracia muchos uruguayos tienen serias dificultades para razonar con coherencia en esta materia.

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