lunes, julio 05, 2004

La cultura católica es marginada

Siempre que recorro librerías (y lo hago a menudo) lamento que hoy en día tantos escritores de poco valor sean mucho más conocidos y leídos que otros escritores más profundos. Especialmente, tengo una nítida sensación de que, salvo en las librerías explícitamente cristianas, la cultura cristiana en general y la cultura católica en particular, a pesar de su enorme riqueza, ocupan un espacio mucho menor que el que merecen, hasta el punto de que podría hablarse de una verdadera marginación, consciente o inconsciente. Esto sin duda es el resultado de la secularización de nuestra civilización occidental y especialmente de la educación laicista, que provoca una especie de ignorancia religiosa obligatoria, no sólo en grandes masas, sino también en grupos de personas que son cultas en muchos sentidos, excepto en lo que se refiere a la religión.

Como un muy modesto aporte a quienes quieran conocer mejor el tesoro de sabiduría de la tradición católica a través de autores de nuestro tiempo, ofrezco aquí una selección un poco aleatoria de diez notables libros de filosofía, historia, espiritualidad, literatura, etc., que desde muy diversos ángulos permiten una aproximación a la verdad revelada por Cristo, Luz de las gentes.

1) Dios existe. Yo me lo encontré (André Frossard).

2) Hipótesis sobre Jesús (Vittorio Messori).

3) Vivir con la Biblia (Carlo Maria Martini).

4) Palabras al silencio (Karl Rahner).

5) El poder y la gloria (Graham Greene).

6) Introducción al pensamiento filosófico (J. M. Bochenski).

7) Filosofía medieval y mundo moderno (Josef Pieper).

8) Santo Tomás de Aquino (G. K. Chesterton).

9) Ciencias del universo y problemas metafísicos (Claude Tresmontant).

10) Mi testamento filosófico (Jean Guitton).

Espero que algunos de ustedes puedan disfrutar de algunos de estos libros y que esto tal vez les sirva como estímulo para continuar leyendo otros libros de estos y de otros espléndidos escritores católicos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

También existen muchos escritores de mucho valor y profundidad, que no son católicos, y algunos son leidos y otros no.

No se trata de un problema de marginación de tal o cual cultura, sino de un problema de marketing, y que permea a todas las manifestaciones culturales, independintemente de que se trate de autores católicos o no. La música de J.S. Bach no es mejor porque fuese católico o no (ese será en todo caso un problema entre Bach y Dios), de la misma manera que la pintura de el Greco no es mejor que la pintura de Goya, aunque claramente uno se volcaba más por la pintura religiosa que el otro.

También existirán muchos autores católicos que son paupérrimos. Su condición de católicos no los convierte en buenos escritores o artístas, como tampoco nos convierte a ninguno de nosotros en mejores doctores, abogados, ingenieros o panaderos.
La cultura católica no es marginada por los medios o las multinacionales de "la cultura". Por lo pronto no es más marginada que lo que pueden ser marginadas otras manifestaciones culturales.

Lo que la "cultura católica" necesita es un equivalente a Paulo Cohelo. De existir, vendería tantos libros como vende este (ejem!) "autor" (ejem!), independientemente de su condición de católico. Paulo Cohelo es un simple fenómeno de marketing. Como "prende" fácil, lo promocionan, y la gente lo "consume" cada vez más.

Los libros de Graham Green no incrementarían sus ventas si se promocionara en la tapa su condición de cristiano. Es más, no creo que sea mucha la gente que conozca esta condición, y sea capaz de darse cuenta de la influencia que ha tenido en su obra.

En resumen, la marginación denunciada es inexistente.

Daniel Iglesias Grèzes dijo...

Estimado Anónimo:

No he dicho que una obra sea mejor o peor por el hecho de que su autor sea católico o no. He dicho que hay una notoria sub-representación de los autores católicos en el mundo editorial y he propuesto una explicación coherente: ese mundo está guiado por principios ajenos u opuestos al catolicismo.

En Latinoamérica la mayoría de la población es católica y el talento literario se distribuye de una manera equitativa entre los católicos y los no católicos. ¿Por qué entonces hay tan pocas obras de autores católicos en las librerías comunes? ¿Por qué abundan tanto los libros de la New Age, cuando menos de un 1% de la población se adhiere a esa corriente de pensamiento?

Tu explicación apunta al marketing. Yo digo que el origen del problema está en una restricción artificial de la oferta, no en una escasez de la demanda.

Un saludo cordial de Daniel

Anónimo dijo...

Podríamos inundar estas páginas con estadísticas a fin de impresionar a los demás, pero no vale la pena. Sin embrgo me resulta curioso el dato de que el 1% de la población adhiere al New Age. ¿De donde sacaste ese dato? :-)

El dato por sí sólo no aporta nada. Tal vez pueda afirmarse que ese 1% es el más rico del mundo y por eso son grandes consumidores de esa literatura. O coincide que se trata de los mayores lectores del universo y por eso a las librerías les va tan bien con la venta de esos libros.

De todas maneras hay algo en lo que claramente estás de acuerdo con el otro anonymous (aunque afirmes que no) y es que efectivamente se trata de un fenómeno de marketing, porque ¿qué otra cosa provoca el marketing mas que "la restricción artificial de la oferta"?

Si realmente existiese más demanda por libros de clara orientación cristiana, sin duda alguna las librerías estarían inundadas por libros cristianos.

El hecho de que no haya mucha demanda induce a las editoriales a no publicar tanto como podrían y a limitarse a publicar aquello que piensan o creen tienen más chance de venderse. Para eso se basan también en "estudios de marketing" que supuestamente "descubren" lo que la gente quiere leer. En la mayoría de los casos los "estudios de marketing" "descubren" datos que ya están sesgados, porque la gente lee lo que está a la venta y no lo que realmente le gustaría leer (suponiendo que lo sabe, cosa que generalmente no es así). Esto no hace más que reforzar la idea de que conviene editar lo que más se vende, y la gente termina comprando lo que haya a mano, con lo cual entramos en un círculo vicioso donde cierto tipo de literatura se ve "mágicamente" favorecida frente a otra, simplemente porque los serios "estudios de marketing" así lo establecen.

A este fenómeno hay que agregar el simple hecho de que la mayor parte de la gente quiere leer algo "light" pues sólo quiere desenchufarse de sus problemas cotidianos y es demasiado conformista como para cultivar el gusto por buena literatura, ni que hablar por temas más espinisos como la filosofía o la teología.

El fonómeno del marketing es como el fenómeno de las noticias. Algunos medios de comunicación "importantes" publican una noticia. Otros medios menores, republican esa noticia, basados en el hecho de que esos medios "importantes" le dieron trascendencia. Así se inicia un fenómeno en cascada, donde ciertas "noticias" se ven reforzadas frente a otras que quedas desplazadas, con lo cual las noticias publicadas adquieren más y más importancia a medida que son cubiertas por más y más medios, no porque sean importantes sino porque ingresaron en una espiral que se autoalimenta. Es así cómo la guerra de Irak sigue ocupando portadas, mientras que no tenemos ni idea de lo que pasa en otros paises vecinos.

¿Quiere decir esto que existe una confabulación mundial para impedir que noticias de Bolivia o Zimbawe alcancen la difusión que merecen?

No.

Simplemente existe una idea equivocada sobre lo que es una "buena noticia" o una noticia que merece ser divulgada.

Por supuesto que este fenómeno no pasa desapercibido, y es empleado, en particular por muchas empresas privadas para beneficio propio, en particular cuando emplean estas tácticas de promoción a través de promotoras profesionales que aprovechan los sitios de noticias de internet para provocar este aluvión de noticias sobre tal o cual empresa e influir así en el perfil que dicha empresa tiene en el mercado y de esa manera "mejorar" su imagen. Es típico encontrar diferentes sitios de internet que publican una y otra vez la misma noticia, y provocan un efecto de avalancha o amplificación totalmente artificial... y eso no es más que marketing.

En resumen, no creo que exista un confabulación multinacional cuyo objetivo es la marginación de la "cultura cristiana" (si acaso existe tal concepto). Es simplemente que a la "cultura cristiana" le falta descubrir cómo emplear las técnicas de marketing para vender más.

Claro que probablemente el día que descubra eso... deje de ser cultura cristiana :-)

Daniel Iglesias Grèzes dijo...

Estimado Anónimo:

El dato del 1% lo tomé de un libro reciente del sociólogo Néstor Da Costa sobre la religiosidad de los montevideanos. El porcentaje se refiere a la auto-definición religiosa de los encuestados.

Tu explicación de la sub-representación de la cultura católica en el ámbito editorial no difiere tanto de la mía como parece a primera vista. Sin embargo yo subrayo que no se trata solamente de una deficiente capacidad de marketing de parte de los autores católicos, sino que opera también un prejuicio anticatólico de la mayoría de los intelectuales. El anglicano Philip Jenkins escribió hace poco un libro sobre el nuevo anticatolicismo en USA. Sostiene con fundamento que el anticatolicismo es el "antisemitismo de los intelectuales", el último prejuicio con carta de ciudadanía en la "tolerante" y multicultural sociedad postmoderna.

No se necesita una conspiración para producir esta clase de efectos. Basta con que rigen ciertos "consensos".

Un saludo cordial de
Daniel Iglesias

Anónimo dijo...

Estimado Daniel: estan aqui en España sacando las cruces de las calles. ya sacaron por ley y decreto las de las escuelas.
Siento con pena que los católicos comenzamos a ser los menos. Y pienso, si España e Italia que eran en Europa los centros Cristianos ya estan siendo menos Cristianos y nos prohiben las cruces y los santos... que va a suceder en unos años?
recibe un saludo cordial, Marilena

Daniel Iglesias Grèzes dijo...

Estimada Marilena:

Para enfrentar las dificultades de nuestra época, lo primero que debemos hacer los cristianos es reafirmar nuestra fe en la Palabra de Dios hecha carne, Jesucristo, quien profetizó que los poderes del infierno no prevalecerán en su lucha contra la Iglesia por Él fundada.

Reavivemos pues nuestra esperanza. Además, no faltan los signos alentadores en la actual situación de la Iglesia: la "primavera" eclesial causada por el florecimiento de tantos nuevos movimientos, asociaciones o comunidades eclesiales, el rápido crecimiento de la Iglesia en el África negra y en algunas regiones de Asia, el fortalecimiento de una espiritualidad más viva en la Iglesia de Occidente, el boom de la apologética católica en Internet, etc., etc.