miércoles, enero 07, 2009

La libertad humana y la ley moral


Daniel Iglesias Grèzes

Todo hombre goza del libre albedrío, precioso don de Dios, quien nos ha creado a su imagen y semejanza.

El hombre es libre tanto cuando obra el bien como cuando obra el mal. En un caso crece como persona y en el otro se autodestruye. Aunque es verdad que la virtud libera y el vicio esclaviza, en definitiva nunca dejamos de ser libres y por lo tanto responsables de nuestros actos deliberados.

La ley moral no es una imposición externa, sino la ley natural que rige nuestro crecimiento interior en cuanto personas.

Dios respeta la libertad del hombre, condición de posibilidad de nuestra grandeza y de nuestra miseria. Si no tuviéramos la posibilidad del mal o pecado (en última instancia, del egoísmo), tampoco tendríamos la posibilidad del bien, o sea del amor.

La libertad no es el valor último y supremo. Este lugar lo ocupa el amor. Somos libres para poder amar. ¿Para qué es la vida sino para darla? El hombre busca auto-poseerse, liberándose de tantas cosas que lo oprimen, para poder darse a sí mismo. Esa auto-donación es el amor verdadero.

La auto-comunicación de Dios al hombre (que los cristianos llamamos "gracia") hace posible no sólo cumplir la ley moral (es decir, la santidad) sino también la real unión del hombre con Dios, o sea la salvación del hombre.

(Mensaje enviado al Foro de Religión de Starmedia el 6/12/2001).

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