sábado, enero 03, 2009

A los ateos militantes

Daniel Iglesias Grèzes

En los foros de religión en Internet abundan los propagandistas del ateísmo. A ellos les dedico especialmente este mensaje.

Se trata de una historia narrada por el filósofo judío Martin Buber, y dice así:

"Un racionalista, un hombre muy entendido, fue un día a disputar con un Zaddik con la idea de destruir sus viejas pruebas en favor de la verdad de su fe. Cuando entró en su aposento, lo vio pasear por la habitación, con un libro en las manos, y sumido en profunda meditación. Ni siquiera se dio cuenta de la llegada del forastero. Por fin, lo miró ligeramente y le dijo: "Quizás sea verdad". El entendido intentó en vano conservar la serenidad: El Zaddik le parecía tan terrible, su frase le pareció tan tremenda, que empezaron a temblarle las piernas. El rabí Levi Jizchak se volvió hacia él, lo miró fija y tranquilamente, y le dijo: "Amigo mío, los grandes de la Tora, con los que has disputado, se han prodigado en palabras; tú te has echado a reír. Ni ellos ni yo podemos poner a Dios y a su reino sobre el tapete de la mesa. Pero piensa en esto: quizás sea verdad". El racionalista movilizó todas sus fuerzas para contrarrestar el ataque; pero aquel "quizás", que de vez en cuando retumbaba en sus oídos, oponía resistencia."

Sé bien que enseguida los ateos militantes se sentirán tentados de responder: "Y tú piensa en esto: quizás el ateísmo sea verdad". Pero las respectivas situaciones del creyente y del incrédulo no son verdaderamente simétricas. Dios existe y es posible conocerLo por la razón y por la fe; y la fe es certeza plena: la persona que ha conocido a Dios y Lo ha recibido como un Don, no duda de Su existencia. La tentación de la duda podrá sobrevenirle alguna vez, pero la vencerá si permanece unido a Aquel que es principio, fundamento y sentido de todo su ser y de todo ser, y está más allá de todo ser finito. También podrá encontrar dificultades en su fe pero, como escribió el gran teólogo católico John Henry Newman, dificultad y duda son dos magnitudes inconmensurables. Mil dificultades no hacen una sola duda.

Tampoco son iguales las actitudes del cristiano y del incrédulo, cuando ambos intentan transmitir a otros sus respectivas creencias. El cristiano comunica una Buena Noticia (esto es lo que etimológicamente significa “Evangelio”), la Mejor Noticia: Dios existe, es nuestro Padre bueno y nos ama infinitamente. El ateo militante intenta difundir una noticia no sólo falsa, sino también tristísima: finalmente nada tiene sentido, todo se encamina a la muerte y el hombre es, al decir de Sartre, “una pasión inútil”. A menudo me pregunto qué es lo que mueve a algunos ateos a procurar con tanto ahínco la difusión de su "pésima noticia". ¿Estarán motivados por el amor a la verdad? Si así fuera, ellos inconscientemente estarían buscando a Dios, que es la Verdad suprema y fontal. ¿O estarán acaso motivados por el odio a la fe y, en definitiva, el odio a Dios? Eso podría ser su perdición. Ruego a Dios que tanto ellos como nosotros busquemos siempre la Verdad y que, al encontrarLa, La adoremos.

2 comentarios:

François dijo...

Me he sentido tentado a aceptar la invitación al debate, si se quiere, pues me parece que un poco es lo que procura al dirigirse tan frontalmente y con tanto respeto a los ateos. Yo no soy precisamente militante, pero creo que no es condición necesaria.

Y lo que me tienta a responder es la caracterización del ateo que respondería ante la historia. Lo primero que pensé al leerla fue "está dirigida a los agnósticos", pues ellos pueden hacer hincapié en la duda. Pero no un ateo, que más bien proclama que Dios no existe. No hay duda para un ateo en ello, y de paso, en general a los ateos ni se les ocurre pensar que un creyente pueda esgrimir la duda como argumento.

Pero sobre todo, la historia no provee ninguno, y deja entreveer que los ateos son débiles y miedosos, ante la sabia y tranquila mirada del creyente. Cuando en realidad, al ateo sólo se le puede proveer de argumentos sólidos y racionales para se le mueva algún pelo (filosófica y epistemológicamente hablando).

Además, la duda es marca y virtud, si se quiere, del pensamiento racional. Ningún ateo tiene miedo de dudar, mientras tenga razones suficientes para hacerlo; no le alcanza con lo que alguien más proclame que existe. Parece contradictorio con lo anterior pero no lo es. La duda metodológica justamente nos salva del dogma y del autoritarismo, pues primero duda, luego investiga, y luego sopesa si existe razón para decantarse para uno u otro lado. El ateo duda de la existencia de Dios, luego investiga y reflexiona, y por último concluye que Dios no existe.

Los ateos no difunfen creencias. No dicen "cree", más bien dicen "piensa". Y esto sin ningún tipo de amenaza o coerción, como puede ser la del castigo eterno. Tampoco creen en esa sarta de sinsentidos, que los creyentes se deleitan en repetir sin ningún tapujo, de que la vida no tiene sentido, que es inútil y sin propósito porque ¡no hay vida eterna en el más allá!.

El ateo no odia, ni tampoco adora ni está dispuesto a adorar. Somos personas como cualquier otra, y disfrutamos u odiamos la vida y somos tan buenos o tan malos como el que más. No es necesario estigmatizarnos.

Un saludo cordial

*Cuando hablo de ateo o ateos, me refiero no a aquél que sólo se autodesigne como tal, si no aquél que lo es por convicción, después de meditación y reflexión profunda. Ni por un momento pretendo que los que los ateos somos iguales y pensamos todos de la misma forma, aunque mi retórica así lo parezca.

Daniel Iglesias Grèzes dijo...

Estimado Francois:

Gracias por tu comentario.

Por supuesto, el ateo niega la existencia de Dios. Sin embargo, algunos ateos pueden llegar a dudar de su propia posición en algunos momentos, sobre todo porque el ateísmo es una idea que no concuerda con la realidad, por lo cual en último análisis es insostenible.

No es cierto que el ateísmo sea siempre la conclusión de un proceso racional. En muchos casos se trata más bien de un postulado que se asume acríticamente.

En el Capítulo 3 de mi libro "Razones para nuestra esperanza" (si te interesa puedes bajarlo gratuitamente desde el primer enlace de mi sección de sitios recomendados) indico una larga lista de errores que suelen ser asumidos como postulados por los no creyentes.

Tu afirmación de que los ateos no odian no tiene fundamento en la experiencia. Por supuesto, existen ateos de buena voluntad, pero también existen muchos que odian, por ejemplo, al cristianismo. Ese odio fue uno de los grandes causantes del martirio de cientos de miles de cristianos en el siglo XX.

Un saludo cordial de
Daniel Iglesias